jueves, 31 de diciembre de 2009
jueves, 24 de diciembre de 2009
trabajólica
Llegó cansada a su casa luego de una agotadora jornada de trabajo. Lanzó el abrigo sobre el sillón del living, se sacó el pinche y soltó su largo cabello negro ondulado sobre sus hombros. Se sacó el taco derecho con ayuda del pie izquierdo y procedió a hacer lo mismo con el otro pie. Caminó descalza hasta la puerta de su pieza que había dejado abierta en la mañana antes de irse al trabajo. No supo muy bien por qué no le sorprendió aquello si vivía sola desde los dieciocho y se sentía sola desde los nueve. Comenzó a desabotonar su blusa lentamente pensando en lo que le había dicho su jefe ese día, que si no llegaban a los doscientos millones ese mes que mejor te vayas buscando otro trabajo. Conoces muy bien el perfil de trabajadores que necesita esta empresa: personas eficaces y eficientes que sean capaces de cumplir sus objetivos con los menores errores posibles. Creo que se te ha olvidado eso porque error es tu segundo nombre. Camila Errores Canales Salas. Camila ERRORES Canales Salas. Te los he perdonado un par de veces pero eso ya no va a ocurrir.
Ya desnuda en su cama recuerda lentamente como suena su computador en la oficina cuando va lento. Siempre tiene miedo de que se le quede pegado y tenga que reiniciarlo sin haber antes guardado la información que llevaba escrita y se vea en la obligación de escribirlo todo de nuevo. Sería un fastidio. Pone una mano sobre su pecho y le dice al oído que ya le ha perdonado muchos errores, ya te he dado muchas oportunidades. Sin embargo, sigues trabajando para la empresa. Será porque me dejas tocarte cuando quiero o será porque tengo una esperanza de que nos sorprenderás a todos con una venta millonaria que nos hará comernos las palabras que murmuramos cuando te das vuelta y no puedes escucharnos. Yo creo que más por lo primero, jefecito. Nunca fui muy inteligente, nunca me fue bien en el colegio, menos en la universidad, ni entendía mucho de números, ni de ciencias ni de rimas. Creo que no era buena en nada, pero siempre pude encontrar una manera de pasar loscursos y que me aprobaran. Suerte creo que se llama. Ahora no me gustaría dejar mi trabajo, pensaba desnuda en su cama con un poco de calor. Las ventanas habían permanecido cerradas todo el día. No quiero dejar mi trabajo porque gano dinero suficiente como para sobrevivir y le pone una mano bajo la faldita. Quiero permanecer en este trabajo, prometo llegar a ser más eficante y eficidora. Eficaz y eficiente querrás decir y le besa el cuello. Eso que usted dice, jefecito y le mete la mano bajo la camisa que le queda grande.
Esta será la última vez que te perdono niña mala y le muerde suavemente una oreja. Ella sonríe (esa tarde) sobre la mesa de su jefe y también (ahora de noche) sobre su cama desnuda mirando el techo. Llegarás a ser una gran mujer le había dicho. Eso mismo venía pensado desde los nueve.
domingo, 20 de diciembre de 2009
sábado, 26 de septiembre de 2009
sesión cerrada
Silencio, ausencia y un perro pateando la puerta. Todo ha sido extraño hoy, hoy todo ha sido extraño, ¿o no Isabel? ¿No te parece que el día pasó más rápido y el sol no se demoró tanto como ayer en esconderse detrás de los cerros? Quizá para ti todo va normal, todo va perfecto.
Pero no. No va perfecto. Tú que te sientas frente a la pantalla y te desconectas del mundo y ni el sol, ni los días, ni mi voz diciéndote cosas existen para ti. Tú estás allá, bien lejos de aquí. Y allá todo va perfecto. Todo sigue su ritmo y no desentona. Allá las cosas aparecen con un doble click y desaparecen con el botón derecho o suprimir. Allá te mueves deslizando un dedo y todo luce tan normal. Porque en tus fotos todo se ve normal, todo se ve gracioso (aunque en silencio). Pero acá no es tan así, Isabel. Acá las personas se mueven, se mueven igual que el planeta (Acaso no escuchas al perro, el perro sigue pateando la puerta) (¿no lo oyes?, click ¿no lo escuchas? click click, está pateando, click, está ladrando, click , está llorando, click click, guau guau). Es cierto, es verdad, aunque a ti no te guste y te hagas la indiferente. Las cosas están allá afuera y no allí adentro donde te pierdes ¿es que acaso no me puedes escuchas Isabel? Te estoy hablando, click, te estoy mirando click, te estoy perdiendo, click click. Te veo con las pupilas dilatadas, con los labios cerrados y el rostro iluminado por ese resplandor titubeante. Y lo miras como si te hablara, como si las fotos se movieran y te dijeran cosas importantes pero no, no te dicen nada.
Yo sé que esta noche te irás tarde a la cama. Como anoche y antes de anoche también. Pero te seguiré esperando igual que anoche y antes de anoche también. Te esperaré a que vuelvas de tu viaje de allá donde las personas son cuadraditos, los recuerdos son fotografías, las palabras son toques en el teclado y las caricias movimientos en el mouse.
Te quiero Isabel, y te extraño, donde quiera que andes. Donde quiera que vueles. Donde quiera que hagas doble click. Pero creo que cada noche te siento más ausente, porque cada noche vuelves a la cama más tarde y te duermes de un tirón. Ya ni me abrazas.
Sé que allá los recuerdos se guardan en bytes y en carpetas en un disco duro. Acá no podemos hacer eso. Acá el pasado se va y se pierde lentamente en el tiempo. Quizá por eso te gusta tanto viajar hasta allá. Porque cuando quieres recordar un momento, entonces abres una carpeta y ya está. Pero entonces, ¿Cómo pretendes extrañar a ninguno? Y para olvidarte de alguien solo debes borrar la carpeta donde dice su nombre. Espero que la que dice mi nombre aún esté en tu escritorio. No me olvides, Isabel. No me olvides. Ponme de protector de pantalla y no me olvides… ahí está de nuevo, sigue pateando. ¿No lo oyes verdad? Debes estar bajando tus archivos, debes estar preparando tu presentación con diapositivas para mañana a las cuatro con tus compañeros de trabajo. Debes estar comentando en las fotos de tus amigos sobre lo bien que van las cosas en su mundo. Por eso no lo escuchas. No lo escuches, entonces, no, importa, mucho, es, solo, un, perro. Y no me enojo, Isabel, para nada. Me acuerdo de tus besos y no me enojo. Hago doble click sobre la carpeta de tus abrazos y no me enojo. Actualizo muchas veces la página de tus te-quiero y no, no me enojo. Leo el documento de cuando nos conocimos y con eso basta. ¿Te acuerdas, Isabel? Yo siempre lo hago.
Estábamos tan solos, tan lejos el uno del otro. Pero siempre esperándonos, siempre soñándonos. Hasta que decidiste conectarte a mi vida e iniciamos sesión juntos a esta página web interesante que es nuestra relación.
A veces me pregunto, qué pasaría si un día cuando vuelvas de tu presentación con diapositivas ya no tengas tu cajita y no puedas entonces volar. ¿Qué harás, Isabel? ¿Verás que acá no todo va tan bien? ¿Te darás cuenta que los días pasan más rápido y volverás a la cama más temprano?
Te pregunto eso no de malvado, sólo por curiosidad. Solo para saber lo que piensas y sentirte de alguna manera presente. Porque todo se ve tan solo aquí en la casa cuando vuelas, Isabel. Cuando te domina, cuando te atrapa y te lleva. Intento ayudarte pero es en vano. Veo cómo la luz de la pantalla ilumina ya toda tu cara, ya todo tu cuerpo, ya toda la habitación. Sí, toda la habitación. Es un fulgor encandilante, pero aún así distingo tus labios suaves, y tus ojos suaves, y tus manos suaves también, en medio de todo ese esplendor. Yo te grito. Yo te ladro. Y la cabeza se te mete en la pantalla. Así como suena es la verdad. Se te mete y te lleva como una aspiradora (tú eres la pelusa). Miro cómo tus piernas se meten en la cajita y ni pataleas, Isabel. Estás tranquila, supongo que no te importa.
El perro patea. El perro ladra afuera de la puerta. Pero tú no escuchas, Isabel, porque las puntitas de los deditos de tus piececitos ya se han metido en la pantalla. Yo mismo veo cómo todo eso pasa y la luz se apaga. Entonces, todo oscuro, todo en silencio, ni un ruido, ni el tic-tac del reloj se oye. Y así se queda, Isabel, todo tranquilo.
Ahora ya no estás aquí.
Ahora estás allá.
Ahora estás en la papelera de reciclaje, en una fotografía subida a internet, click, en tus historiales de conversación hasta las tres de la madrugada, click, en todos los lugares menos aquí. Y el perro, Isabel, el perro, ya echó la puerta abajo y se metió en la casa, click. Ya no ladra, Isabel, click, pero creo que te extraña, click click
lunes, 24 de agosto de 2009
jueves, 6 de agosto de 2009
Ironía de Verano
Ese día no llovió, pero ojalá hubiese llovido para que mi mamá hubiera pensado que tenía gotas de agua en la cara y no lágrimas por haber visto a su marido de la mano con otra chica afuera del banco
miércoles, 5 de agosto de 2009
miércoles, 29 de julio de 2009
con hojas cayendo, hojas en el suelo, hojas crujiendo.
Me supo a salsa de chocolate sobre un helado de melón,
con pedazos de fruta alrededor del helado: un gran helado.
Me supo a tres canciones una noche antes del nuevo año,
a papas fritas, ramitas y a piña con champagne o a champagne con piña según cómo te lo sirvan.
Me supo a gotas de lluvia en tu cara, cayendo en la comisura de tus labios
donde solo yo te beso, donde sólo yo te beso.
Tenía sabor a doscientos pesos en Harina, para mezclarla con dos huevos, limón rayado =>walá! un queque (faltó la margarina).
Me supo a una noche fría de invierno caminando a tu lado silbando como pajarito,
saliendo de un cine pequeño donde pasan películas extrañas por quinientos pesos.
Me supo a sueño, a un poema en un sueño, a un poema sin terminar en un sueño, en un sueño sin terminar.
a poema sin rima
a gallina con dientes andando en skate
a una esperanza aliñada con tres pizcas de ilusión
y una cucharada de sinceridad.
Porque al tratar de volver a saborearlo para dejarlo un rato más en la boca,
despojarlo de sus vestimentas con los colmillos
y tratar de procesarlo mejor con las papilas gustativas,
ya se había ido, ya lo habían envuelto y enviado a domicilio.
Su ausencia me supo más dulce de lo que esperaba.
lunes, 27 de julio de 2009
sentiiir que es un soplo la vida que veinte años no es nada (ocho)
Pero hoy era diferente: la navaja ya no se deslizaba del mismo modo sobre sus mejillas ni la espuma se esparcía de manera graciosa sobre su cara. La diferencia era que hoy ella no estaba en la otra habitación tarareando a Carlos Gardel, ni tenía palillos en sus manos. Menos aún durmiendo en la cama que hace ya meses había sido sacada de su lugar porque no valía la pena tenerla ahí sin que nadie la ocupara. Y él sabe muy bien que por más que la busque en todos los rincones de la casa no la va a encontrar, pues él mismo fue el que más sintió el dolor de despedirla.
p.t y m.z
lunes, 20 de julio de 2009
Desmantelada
En medio del desierto desnuda se quedó, mirando el universo eterno sobre ella. Tenía todo un planeta para dar vueltas, mas allí se quedó, acurrucándose sobre ella misma en las noches de frío. Pero siempre fue de noche: en su planeta no salía el sol, ni había tacones para ponerse y hacerlos sonar por la tarde contra las baldosas, caminando de vuelta a casa luego de ir de compras al mall por nuevos tacones para usar.
Se le cayeron las manos de tanto pensar, de tanto pesar que le rondaba en la cabeza, su cabeza que rodaba por el desierto cuando fue a dar su último respiro, a las once veintisiete de un día que no existe (en su planeta no hay días) porque no hay sol, sólo noche y su pelo que se enreda entre las piedras a un par de metros de su cuerpo sin-cabeza, porque su cabeza rodó hasta allá bien lejos.
Y nadie se la comió: en su planeta no había hongos que la redujesen a materia prima. no había de esos, solo una noche eterna en el cielo, marcando el tiempo a duras penas entre las estrellas.
viernes, 17 de julio de 2009
Retorno ineludible a lo propio
Me levanté, lo tomé del brazo y lo sacudí. Se lanzó hacia la puerta, corrió escaleras abajo y se perdió en algún rincón de la casa.
Bajé lentamente las escaleras y me vi a mí mismo corriendo hacia arriba. Me empujó hacia un lado. Logré conservar el equilibrio y ya me había decidido a subir tras de mí mismo cuando escuché un ruido por ahí en la cocina.
Me vi a mí mismo buscando algo para comer en el refrigerador. Le dije "¿qué estás haciendo?"-;.,..
(estoy viviendo).
Y corrió a perderse nuevamente en algún escondite secreto.
Nadie en la cocina.
Subí las escaleras corriendo, entré a mi habitación. me quedé un rato pensando en algo para ver en la televisión y luego buscar algo de comer en el refrigerador. Entonces, me escuché a mí mismo desde la cama, despertando, que me decía: "hey, ¿qué estás haciendo?". No dije nada, me limité a fruncir el ceño y a seguir girando en círculos por doquier.
miércoles, 1 de julio de 2009
domingo, 28 de junio de 2009
viernes, 26 de junio de 2009
Mujer bonita, Hombre inteligente
El corazón le palpitaba con rapidez mientras lo veía todo blanco detrás de su velo.
Sentía las miradas de los presentes clavándose en su caminata, en su cabello y en su vestido: Sus primos que la visitaban una vez cada tres meses a la izquierda; sus tíos lejanos que no se ponían un terno hace mucho tiempo a la derecha; la tía solterona que la miraba casi con envidia pero que dos horas veintinueve minutos más tarde agarraría el ramo que llevaba en las manos; su padre caminando junto a ella llevándola del brazo porque sola de seguro se perdería y sus mamá de pie en la primera fila, algo conmovida por su avanzar lento y monótono hacia el altar, olvidando completamente, por lo menos durante la ceremonia y luego comiendo canapés durante el cocktail, las incontables ocasiones en las que le dijo que él no era en lo absoluto lo que había esperado para ella. Y él, al final del camino, esperándola en el altar mirándola con los ojos bien abiertos, los mismos ojos con los que la miró hace siete años atrás cuando la vio por primera vez entrando a la sala de clases y supo desde ese instante que ella iba a ser suya; los mismos ojos bien abiertos con los que la miraría dos semanas después cuando le cuente que está embarazada y los mismo ojos con los que la miraría tres años, dos meses y diez días después mientras la golpee en la cara porque no le tenía la comida preparada cuando llegó del trabajo.
Ahora ella caminaba lo que le pareció una eternidad hasta el altar. El padre entregó casi envuelta en papel de regalo a su hija al tipo que no la haría feliz al llegar a viejos y las niñas que llevaban el vestido se alejaron corriendo a abrazar a sus madres preguntándose si lo habrían llevado de la forma correcta o más bien habían hecho el ridículo.
Se miraron. Él le dijo que se veía hermosa y ella asomó una sonrisa entre la pintura que le colmaba la cara. El cura los saludó y comenzó a decir las palabras que ya se sabía de memoria porque las repetía casi todos los días, diciéndolas un poco más rápido esta vez porque tenía ganas de ir al baño. Y allí estaban ella, de pie junto al príncipe azul que siempre había soñado (claro que no era rubio y medía 20 centímetros menos de lo que esperaba) y él, de pie junto a la mujer que le lavaría los calcetines (puesto que su madre ya no lo haría) por el resto de su vida. El blah blah del cura se hizo mucho más eterno que la caminata, y los invitados ya comenzaban a toser y bostezar de las ganas que tenían de cenar. Mas ella se sentía en un sueño, un sueño del que no quería nunca despertar, un sueño que de seguro no aguantaría de contar a su mejor amiga del colegio a la que tendría que llamar por teléfono porque a él no le va a gustar que salga por ahí sola, las mujeres casadas no hacen eso.
Ya se acercaban las palabras que tanto habían querido escuchar todos desde el principio, para aplaudir y usar el arroz que habían juntado en bolsitas para tirarle a los recién casados cuando abrieran la boca y se lo tragasen. Los anillos ya estaban puestos, el juramento ya estaba hecho, él ya estaba aburrido y a ella ya se le salían las lágrimas de los ojos. Hasta que el cura por fin las soltó de sus labios:
Los declaro Marido y Mujer.
Hubo un silencio que sólo duró medio segundo pero que pareció más largo que la caminata y la oratoria del cura juntos.
Una nueva familia se había formado. Entonces él ya estaba casado y ella podía empezar por primera vez a sentirse mujer.
miércoles, 24 de junio de 2009
domingo, 14 de junio de 2009
por todo eso
domingo, 31 de mayo de 2009
eso que me pasa cuando me hablas (llamas)
Te escucho,
y su-suspiras.
Espero en silencio a que me digas (porquemegusta)
que me digas cualquier cosa (porque me gusta),
porque me gusta escucharte cuando lo dices,
porque me gusta eso y suspiro;
mas me sigue dando vueltas por la cabeza
y no se va, ten por seguro que no se va.
Mi universo espera quieto en silencio
cien años luz de distancia junto a ti.
todo permanece quieto entre tus labios
hasta que te escuche:
su-suspiras
Imperio Palomérico
Ahora las palomas picotean lo que a los humanos les sobra, amontonándose para parecer más numerosas. Aún tienen miedo: echan a volar a penas uno de ellos intenta acercarse, temiendo que les vuelvan a cortar algo más.
Y quién sabe, quizá vuelvan a juntarse en un gran grupo para vengarse.
(ya se las puede ver amontonadas sobre los trenes antes de llegar a estación central)
domingo, 3 de mayo de 2009
Vacuna
-Nunca me han gustado las jeringas ni las vacunas ni las agujas ni los pinchazos- Decía señora, arremangándole la polera a su hija, dejando desnudo al aire frío de la habitación un brazo pálido, rechoncho y lampiño, que matizaba graciosamente con su carita también blanca y redonda.
- ¿Me va a doler?- sonaba su voz tiernamente aguda.
La niña la miraba con los ojos bien abiertos, entendiendo menos de la mitad de lo que le decía. La mujer estresada le limpió el bracito con un algodón húmedo, presionándolo con un poco de desesperación. La aguja ya estaba desnuda y dispuesta a introducirse en su cuerpo. Por un momento, tuvo un poco de miedo y preocupación, mas cuando sintió la aguja atravesando su piel y luego el líquido lleno de partículas de estrés que pronto la harían inmune a él, toda su ansiedad desapareció y sonrió. Ahora se sentía realmente tranquila.
domingo, 26 de abril de 2009
lunes, 6 de abril de 2009
Al final
su corazón se aceleró al doble y tres latidos más, tal como lo había calculado cuando vio a todos fijando sus pupilas hacia arriba.
las cosas a su alrededor caían (y el sonreía).
ahora veinte segundos antes del final todo parecía tranquilo.
todos los errores parecían perdonados y todas las promesas parecían cumplidas.
el cielo volaba más allá de donde siempre había estado para plantarse al lugar de donde todo venía.
se preguntaba dónde estaría 13 segundos más adelante, cuando su pies se elevaron del suelo y comenzó a girar suavemente en el aire.
su esencia primitiva se expresaba por primera vez en muchos años y flotaba.
su conciencia alcanzó la plenitud máxima y se arrepintió de haber desperdiciado tanto tiempo buscando una polera que se compró la semana pasada.
las lágrimas le salían exprimidas por los ojos y se elevaban con todo lo que existía en ese momento.
Siete segundos en una noche completa viendo televisión siete días antes.
Seis segundos con las seis colillas de cigarro fumados al día desde los 16 años, que pisaba en el suelo para apagar el fuego.
Cuatro segundos por cada mentira que decía a su madre para salir los viernes en la tarde.
Dos segundos y su primer amor a los quince años dos meses antes de que le rompieran el corazón (en dos).
un segundo de diferencia hay entre un universo y otro.
solo una vida para intentarlo.
tinieblas.
miércoles, 1 de abril de 2009
Lava lozas imperfecto
Eran las dos de la tarde con 47 minutos según el reloj del comedor, y la mujer que se había cortado un dedo con el cuchillo lavando la loza, se dio cuenta por primera vez en su vida que no era feliz en lo absoluto.
"Mañana prepararé sopa aunque no te guste". Prefiero que la esposa de mi hijo lave cucharas a que se corte los dedos con un cuchillo.
sábado, 14 de marzo de 2009
Porotos
Transcurridos 4 minutos 19 de práctica se realiza la desgranada de poroto casi por inercia y ¿a dónde vamos a ir después de la fiesta?, se toma un poroto, a la feria creo yo, a comprar más y más porotos, se desnuda el poroto, sí, es tan sencillo y placentero, se lanza el poroto a la basura y asi hasta que el vicio nos consuma y debamos reemplazarlo por otro. Como pelar papas o planchar la ropa.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Dejé por decisión propia, y no por pura casualidad, más de tres cuartos de mi existencia por aquellos lugares, esos donde en cada esquina hay un pedacito de historia para observar (y por qué no, para sacarle fotos también). Dejé mi último plan de vida sobre la torre de Pisa; la pierna izquierda en una calle empinada de Siena. Un ojo al azar en la galería Uffizi de Florencia para mirar alegorías hasta que le salgan cataratas. Dejé 19 latidos de mi corazón en un puente de Venecia y toda la tranquilidad que me quedaba perdiéndose en los laberintos del Giardino Giusti de Verona. De seguro se me quedaron los sueños en alguno de los trenes que tomé para Spoleto, pero no me han hecho falta por estos días. La pierna derecha la dejé en pedacitos por las callecitas de Roma y el ojo no elegido anteriormente ahora está pegado en la cara de una pintura en la Capilla Sixtina, mirando hacia el techo el tiempo que sea necesario para aprender a rezar un padre nuestro y pedirle a Dios por nuestra salvación. Creo que lancé mi suerte a la fuente de Trevi en tres monedas de diez centavos y dejé mis labios pegados a los tuyos acompañándote a cualquier lugar que vayas.
Ahora soy dos brazos, una cabeza y un corazón con casi veinte latidos menos escribiendo frente al computador. El resto se quedó allá, mandándome postales una vez cada media hora para hacerme sentir que una buena parte de mí se quedó allá para siempre para siempre para siempre para siempre para siempre para siempre, parasiempre, para siempre, para siempre, para siempre.
Para siempre.
martes, 10 de febrero de 2009
Arrivederci Chile!
Ya está todo empacado. No quedan más que un par de horas para pasar a ser tú y yo completos desconocidos, como si nunca nos hubiésemos tomado de la mano ni hubiéramos caminado horas y horas uno al lado del otro. Hasta que nos encontremos como por casualidad y digamos algo así como tú también te ganaste un premio en la universidad?, qué coincidencia dios mío, y justo en asientos continuos, lo qué es la vida. Sóplame este ojo. Y despego los pies (no por primera vez) del escenario del que vengo siendo personaje desde el día que decidí llegar a este planeta, en el que dejo la rutina en pausa para que me espere tal como la dejé cuando regrese y luego me ponga al día de las copuchas más importantes que acontecieron en mi ausencia. Incluyendo a todos aquellos que llamo familia, a los tantos otros que les digo amigos y algunos pocos que no les llamo de ninguna manera pero que de repente se me vienen a la cabeza cuando me como las uñas en la mesa. Pero que a pesar de todo me los llevo conmigo metidos en la maleta, entre medio de los botines, los dos chalecos y los siete calcetines , todos apretados allí adentro, enredados entre piernas, brazos y peronés, esperando traquilos hasta que los saque al lugar que llegue para que me hagan compañía y me sigan detrás mío amontonados, diciendo las misma cosas que dirían en cualquier otra parte. Y pienso que ellos también me llevarían doblado en el bolsillo, aplastado en una billetera o introducido dentro de un celular, quizá sin decirles nada, simplemente estando ahí mirando como de costumbre lo hago (soñar no cuesta nada)
Arrivederci Chile! y a todos aquellos que se quieran meter en mi maleta.
jueves, 29 de enero de 2009
Me-dio
El otro se lo di al viento para que se lo pusiera a algún perro que lo necesitara, y así le haga ver las cosas desde otra perspectiva, quizá un poco más realista o quizá pierda la cabeza por completo al darse cuenta que la cola que tanto persigue en las mañanas de ocho a nueve y media, sale de su mismo cuerpo.
Me quedo con un solo ojo cual cíclope de poema épico de Homero, mirando todo a partes medias, pedazos incompletos de sucesos importantes, apreciando con exactitud cada detalle, tal como debería ser.
Media manzana, media ma/má, media mirada, media pasada, media vida ya vivida,
medios recuerdos en la media cabeza, vaso medio lleno de leche a las una y media de la mañana, pensamiento a medias de algo que no
importaba pensar por completo.
domingo, 11 de enero de 2009
Barifesos y esas cosas
El día en que el barifeso más querido por Rafaela fue expulsado de los ñetucos del policaca, decidió gonallear por otros ñetucos donde por ser barifeso curioso, sincero y petaloso, no lo sembrenaran y lo dejaran gonallar tranquilo. Así fue que luego de dejar avanzar 2/4 de segundos interzapatosos (pero siempre moviledores) llegó por fin a lo que en corpulinas se llama Humanidad. Anotó con lamparazos precisos en su carileta los 2/4 de segundo avanzados para memariarles en lo cercano. Cuando quiso ingresar, le pidieron andar llevando en los quentudos dos pensamientos, 3,1 de soberbia, $2 de egocentrismo y por si acaso, C8% de esperanzas, porque relancuadamente eso los hacía humanos.
Ya dentro, el barifeso explosionó de posislefias al encontrarse gonalleando sin que mecucas le celonearan. Mas su posislefia duró menos de los 2/4 que avanzó hasta allí, al descubrir que la humanidad era tan somacerra como los policacas, con la diferencia de que estos últimos no lo negaban.
viernes, 2 de enero de 2009
Ahora no imagina,
no sueña,
no llora,
ni ríe.
La mujer que perdió totalmente su cabeza aún sigue pensando en algo que hacer (puesto que el hecho de NO tener cabeza le reduce bastante las opciones a elegir).