miércoles, 28 de julio de 2010

Oda a las cosas que ocurren pero que uno nunca se da cuenta

La mosca se posó tres veces sobre el azúcar que quedó sin tapa sobre la mesa del comedor, incluso puso un par de huevos y defecó varias veces. Es la misma azúcar que vas a usar para endulzar el café con leche del desayuno de mañana.

La noche del primer martes de este mes tu madre soñó que la abrazabas, le dabas cientos de besos y le decías te-quiero. No te lo contó porque lo olvidó cuando sonó el despertador de su marido (tu papá).

El asteroide se deshizo al chocar contra la atmósfera. Gracias a ella no cayó sobre tu casa.

La señora Gómez odia los gatos. Dice que es alérgica pero no lo es. Los odia y punto. Desde el año pasado que coloca veneno en la comida de gatos que deja en el techo donde solían pasearse. Mató a gran parte de los gatos de sus vecinos. Por eso los ratones corretean libremente por entre las cañerías dentro de las paredes de la casa, ruido que la hace despertarse en medio de la noche, pensando que es su padre muerto quien se está comunicando con ella desde el más allá.

(pensé que te asomarías por mi ventana cuando la abrí hace un rato para ventilar la pieza (estornudé creo que 10 veces en un minuto))

La hija de la vecina que vive a tres casas a la derecha de ésta fecundó su ovocito II del mes de julio con un espermatozoide del hijo de la vecina que vive a cuatro casas a la izquierda de ésta, el domingo pasado cuando los papás no estaban en la casa. Para suerte de ambos, el cigoto no alcanzó a implantarse, por lo que Rodrigo nunca llegó a existir.

El papel que tiraste hoy a la taza del baño, fue suficiente para que en dos días más se tape luego de usarlo y vayas atrasado a clases.

Anoche la araña que vive en un rincón de tu pieza pasó caminando a cuatro centímetros de tu cara justo cuando ibas soñando que te caías de un barranco.

La chica de la universidad que suele toparse contigo en el kiosko a la hora de almuerzo pensó en ti mientras veía un programa sobre ballenas en Discovery Channel.

Una estrella desapareció del universo a las 5 de la tarde de hoy. Nadie en el hemisferio sur lo notó.

Estuve a punto de tener 5 infartos escribiendo esto. Menos mal que no como muchas papas fritas.

viernes, 16 de julio de 2010

fragmentos 8


oyes el sabor de un beso a las 7.30 de la noche camino a casa. Y te retuerces un poco a la izquierda, a veces a la derecha, dependiendo de a dónde esté pegando el sol.
observamos el sonido de un perro ladrándole a la luna en espera de la respuesta que la calle no le da, no por ingrata, más bien por descuido.
Te siento con la mirada: ambos pusimos nuestras orejas en el parlante del estéreo por si escuchábamos el sonido de algún amigo extraterrestre interesado en comunicarse con dos personas en un departamento de providencia, pero la señal no nos llegó.
Esperamos sentados en la acera que pasara un suspiro, de esos que te hacen recordar un momento olvidado en las tareas del lunes a viernes, a veces sábado, a veces incluso domingo si hay muchos exámenes o mails que mandar para la semana que viene.
Saboreé bien saboreado la textura de la arrugita de tu brazo, esa que me vuelve loco a más no poder porque resulta que es arrugable por donde se mire: cabrían tus juegos, tu alfombra del baño y un pollito ahí dentro, mezclándose de tal forma que obtengamos una alfombra jugando a ser pollito de baño.
te disfruto con el pelo chascón, chascón recién despertado a la hora que fuese, a la hora que nos despierte un temblorcito (no tan fuerte, claro).
Vas a todos los lados que pudiese un ser humano del planeta Tierra ir un viernes feriado de agosto sin muchas películas que ver en la televisión, pero sí con un sentimiento, sí con otro esperándolo frente a la cajita que navega, aunque no le vibre el escritorio.
porque te tengo presente, no hay duda alguna.
presente en las líneas que cada uno escribe de lo que a duras penas se alcanza a escuchar. Presente en el perro, en el beso, el suspiro, en la arrugita de tu brazo que te acompaña a todos lados y en el amigo extraterrestre. Todos juntos dando vueltas tomados de la mano por mi cabeza quizá existiendo, quizá sucediendo en ese lugar del universo que aún no se descubre (pero me dijiste que ya mandaron navecitas hasta allá para sacarle fotos)

domingo, 4 de julio de 2010

desistir ni se le ocurra

Todo tranquilo antes del tormento, antes del dilema, del problema con solución efímera.

Todo en paz previo al aluvión de preguntas y de pocas respuestas,

de dar mil trescientas vueltas

hasta que el mareo te dure una semana completa.

en el living de la casa hay una esperanza que te dice que podría salir mejor si se intenta de a poco.

en el comedor está la sinceridad que te dice entre risitas: mijito, no se apure en caer que el piso no se mueve.

y razón que tiene la muy perversa, porque en todas las habitaciones de la casa están los desencantos que te van arrebatando lo poco de constancia que va quedando.

Pero todo va apacible por el momento: los libros de la biblioteca aún no sacuden su polvo ni los platos se trizan contra las baldosas de la cocina por el derrumbe que les espera.

Es difícil predecir cuando vaya a ocurrir, no soy pulpo-oráculo para decirlo. Es algo que corre por dentro quien me lo dice, al mismo tiempo que me susurra en el oído (bien bajito para que nadie más escuche) que aún daque por madesiado garentre, madesiado.

jueves, 1 de julio de 2010

fragmentos 4


quiero saber cómo va tu día.
qué fue lo primero que pensaste al abrir los ojos en la mañana, y si fue lo mismo que pensaste antes de cerrarlos la noche anterior.
quiero que me digas que estás bien, que hace frío pero que estás abrigadito.
que comiste algo rico que cocinaste tú con tus manitos o que pediste por teléfono porque te dio flojera lavar platos.
que me cuentes lo que estás pensando o lo que querías decir antes de decirnos hola.
dónde vamos a salir el fin de semana o qué película se estrenó en el cine la semana pasada.
qué ropa llevas puesta y cuántas cosas dices solo estando en tu casa; los vasos que se te quebraron en la semanay las veces que deseaste mandar todo a la mierda en el trabajo.
que me digas cuántos minutos te quedaste pegado mirando un punto fijo sin darte cuenta o si se te cruzó un recuerdo nuestro por tu cabeza al mismo tiempo que cruzaba también por la mía.

si te tomaste más de una taza de café en la mañana (o si realmente ya lo estás dejando)