jueves, 21 de diciembre de 2017

Cartas a Horacio VI

Déjame contarte algo. 

Todos los que nacemos en este planeta, crecemos con una anémona interna que va entre las branquias y el tuétano. Los novelinos nos dicen que es porque allí pueden controlar el alma y las mitocondrias.

Nadie sabe con certeza porqué están allí, pero todos debemos librarnos de la anémona en el transcurso de la longevidad. Los más sofisticados dicen que las cargamos por consecuencia de actos pasados, de una vida que no podemos recordar. 

La iniciativa es perder la anémona una vez se es criatura responsable. Los que no pueden zafarse de ella, me han dicho , Horacio, que se la pasan cojonudo y tienen que guardarlos en refugios para discapacitantes. 

Marina 247 me dice que a esos mismos los transforman con iones refractantes en las anémonas de las asistentes grávidas cuando las vacunan.

Yo a decir verdad no me di cuenta cuando perdí la anémona. Situación extraña, muy extraña. 

A veces en las noches escucho el zumbido de una matacuescos en la cabeza, y se me acelera el timo. 

Me parece un terror de aquellos darme cuenta que la anémona todavía esté en mi tuétano, bien pegadita ahí dentro.




lunes, 13 de noviembre de 2017

Cartas a Horacio V

En labores  estaba, como todos los años que van sucediéndome. Estaba medicando una eyectable endomuscular a la larva de una asistente, mientras el bim bam bum de una maquinaria me alertó. Era el menester cotidiano.

Todos me miraban sin creer que era capaz de lograr semejante hazaña, pequeño joven sin carácter.

"Fuimos todo lo que quisimos ser" me enseñaste, yo que llevo milenios en este lugar, tú en un suspiro del tiempo llegaste a ser así tan Horacio cómo eres tú, sin preocuparte por los tentáculos de los demás.

Dejé a la pequeña larva en su cápsula, sonreí las dos bocas a la asistente, ella me devolvió una observación de comprendida. El bim bam bum se silenció.


Decidí volver desconectado y flotando un buen rato hasta mi cápsula.




sábado, 28 de octubre de 2017

Cartas a Horacio IV

Sin necesidad de escenografía, te vi en un evento bioquímico cerebral, de esos que llamas sueño . 

Y en el sueño te vi Horacio, de la mano de alguien más, con un artefacto que llamabas coche, con una larva que llamabas hijo, saliendo de un establecimiento que llamabas supermercado . Y el hijo llevaba por nombre mi número de identificación. Te veías tan feliz, sonriendo con esa única boca que tienes .

Tan extraño .

Tan extraño que me desperté en medio de la tercera noche tras el equinoccio. Miré hacia el centro de nuestra galaxia, hacia ese ángulo donde se supone que tuviste que existir. Juro que vi titilar una luz tenue en el cielo.

lunes, 9 de octubre de 2017

Cartas a Horacio III


Ayer me acorde de ti, Horacio . Desayuné cocodrilos con salsa de choficurnias.



domingo, 24 de septiembre de 2017

Cartas a Horacio II

Nunca se me han secado tanto los ojos . Cuesta llorar bien temprano en la mañana , uno siempre tiene las cabezas en otra parte.
Ahora acostumbro a pasarme el día en batallas de castillos, salvando de las ruinas a la gente pobre de un pueblo antiguo. Dicen que en la antigüedad cazaban sus propios alimentos. Gracioso es tener que buscar para sobrevivir. 
Hay días en los que solo me meto a una escena de esos bosques que me muestras en tus fotografías, Horacio. Como si esos recuerdos fueran míos, como si en este planeta hubiesen árboles y hojas y ardillas y todas esas cosas que puedes encontrar en las escenas de un bosque. 
Y eso es de lo que finalmente me consigo convencer en un período  de 67 años: que esos recuerdos de Horacio son míos, toda una vida en esa escena del bosque, sin nadie, apreciando el color que llamas verde, con el sonido de lo que llamas viento.
A veces imagino, Horacio, que llegas a ese bosque y yo soy como esos seres extraños que vivían contigo en ese lugar, parado en dos pies (qué gracioso sería) y con solo dos brazos. Y con esos solo dos brazos te envolvería, y yo a eso le llamaría "abrazo". Darte un gran "abrazo". Solo con la idea de sentirte se me levantan las escamas.
Luego ya sería mucho fichaje perdido para solo una escena y me saldría del montaje. No tengo tanto esfuerzo para gastar. 
A la mañana siguiente se me secan los ojos nuevamente.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Cartas a Horacio

Horacio:

Las cosas van de este modo: 
El sol sale por la cordillera, 
Se esconde por el océano.
Acá le llamamos océano a esta masa de compuestos que intenta interminablemente meterse en los continentes pero sin lograrlo.
Aún recuerdo cuando nos contactamos por primera vez:
Apareció en todas las noticias:
estuvo en portada de los periódicos por meses:
recuerdo que uno de mis corazones dio un brinco, abrí de par en par mis tres ojos, el cuarto lo perdí en una trifulca hace 203 años atrás.

La cosa fue de este modo:
Vosotros habéis enviado una  de esas maquinitas pequeñas que os esmeráis como locos en construir y que tardó, según dicen los científicos, 2347 años luz en llegar hasta acá: totalmente insano, crepusculante, espacioso e indiferenciable.

La tercera cohabitante que hay en una de las fábricas de estrellas me contó que la verdad es que no llevaba ni una semana de haber aterrizado. Pero la hija de Esterlina dice que lo tenían guardado hace 7 años. Yo siempre me he confundido en cuanto a tiempo lineal se habla, como aquí todos nos plegamos y sobreponemos unos con otros, a esta altura quizás a tu familia le importe lo mínimo.

La gran noticia es que nos contactaron y dejaron el mensaje más caído que se pueda recordar: “fuimos todo lo que quisimos ser”

La cosa sigue de este modo:
“Fuimos todo lo que quisimos ser”, qué verdad tan cierta, tan simple y grandiosa a la vez. Viniendo de ti Horacio, donde sea que estés, más allá de las tres lunas de este planeta en la constelación de Centauro. 
¿Te quedan aún palabras para enunciar ?
¿Queda aire en tus pulmones aún por respirar?
No me hagas sentir solo, Horacio. Te lo pido por favor .



lunes, 15 de mayo de 2017

Desolación

Te adoro en tu desolación, 
En el momento de no saber hacia dónde va el camino, cuando el horizonte se pierde entre la niebla cada vez más densa.
Te veo de pie frente a un reino destruido, que emprendiste con un sueño que parecía imposible de alcanzar, que finalmente se convirtió en una realidad, una triste realidad.
Así consigues lanzarme una mirada de desamparo, 
Como si cargaras con la angustia más grande del planeta, como si ningún problema ya tuviera solucíón. Y yo te lanzo otra mirada indicándote cómo proceder, que el destino es esas cosas que nunca se acaban de entender, la vida tiene muchos laberintos, pero siempre con alguna salida escondida tras los muros, esos grandes muros.

domingo, 7 de mayo de 2017

Entre cielos

Me quedaré justo al lado izquierdo del infinito. En el lugar donde las
estrellas bailan, las nubes avanzan lentamente y la montaña es nuestra única testigo.

Estoy entre cielos azules, sobre las uvas, esperándote a que llegues con una botella de vino y dos copas : la noche es nuestra, la vida entera nos queda por delante . 





domingo, 30 de abril de 2017

Qué es

Qué es todo esto, sino un sueño .
Qué es un árbol sin sus raíces,
Un cielos sin sus nubes ,
Un te quiero lanzado al aire volando hasta el infinito .
Qué es la Ciudad sin sus luces : un desierto sin fin, un nada en medio de un todo , un silencio entre un discurso. 
Siempre quisiste llegar más lejos , siempre esperaste seguir de su lado , aunque no giraras la cabeza y te fueras directo a sus brazos .


martes, 25 de abril de 2017

Ya no pudo esperar el momento adecuado : se lanzó al vacío incómodo que nace  en el instante de un silencio-mirar-por-la-ventana-las-montañas-esperar-tu-respuesta-que-nunca-llega (de seguro estás p.e.e.)

Es el cuento que nunca ocurrió , el que nunca fue contado, los personajes se quedaron guardados entre las páginas en blanco : la princesa se quedó atrapada en el castillo custodiada por el dragón de tres Cabezas (sé lo patético que es esto , lo tengo claro )

Y Mientras todo esto cae en mil pedazos, el mundo se destruye alcanzado por un meteorito que causa la extinción de todas las especies (esto obviamente es una metáfora ) , la vocecita que nunca te abandona dentro de tu cabeza te susurra despacio mientras miras por la ventana:  qué bonito se ve el sol apareciendo tras las montañas .




jueves, 13 de abril de 2017

El bicho


Lo sigo escuchando dentro de mi cabeza;
Es el mismo puto bicho de antaño,
El que carcome la conciencia;
Se implanta en lo más profundo de la tripa,
como un parásito famélico devorando con frenesí todo los nuevos logros que vas alcanzando.
Te susurra en el oído medio: “crees que vas creciendo, crees que es maduro salir un sábado por la noche, pedir una copa de vino, pagar con tarjeta de crédito, pedir un uber, llegar a casa, abrazar el perro,
sacar a pasear al perro,
dormir con el perro y seguir tomando copas de vino en la casa hasta entrada la madrugada.
Pero de maduro no tienes un pelito, es solo la fantasía de un futuro que creíste consolidado,
La vida no es la película de Leonardo di Caprio que siempre soñaste”.

Como siempre el bicho tiene un poquito de razón, por algo sigue pegado como un piojo, te acompaña aún en esta noche, con este perro y con estas copas de vino.