martes, 25 de noviembre de 2008

Sigur Rós- Takk...

Es como flotar con toda sus letras, desde la f bien marcada y la ere casi imperceptible. La ele de la mano con la o metidas entre medio de las otras, mientras la ta se cruza a ver si logra llamar la atención. Y basta con solamente soltar los pies de la tierra y dejarse levantar por el aire, flotando a ras de suelo, aguantando la respiración para inflarse y elevarse como un globo de cumpleaños hacia el techo y cuidado con pincharse. Ahora te mueves con la puntita de todos los dedos que tu cuerpo posea y te diriges hacia afuera (siempre tragando un poco más de aire para no desinflarse) hasta llegar a la ventana (que ya estaba abierta desde hace rato (no importa si la abrió la mamá o el gato)) y lanzarse hacia fuera justo en el momento que abres la boca y paf, volando hacia las estrellas, mirando hacia abajo las luces que se hacen cada vez más pequeñitas y al gato con la mamá afuera de la casa quejándose por haber dejado de nuevo la ventana abierta.

lunes, 10 de noviembre de 2008

El hombre que creía ser hombre

El hombre que creía ser hombre pocas veces suspiraba, pocas veces se tropezaba camino al trabajo porque se limitaba a analizar el sueloy sus pies andar, mirando pocas veces los ojos de quienes lo iban dejando en sentido contrario a su trayectoria y pocas veces menos aún miraba el cielo, solo para espantar alguna mosca que le escribiría cosas en el aire si es que la mirase pero aunque lo hiciese lo más seguro es que no lo entendería. Se tragaba el café cargado en la mañana y le daban ganas de escupirlo sobre algún niño en la calle que le quedaba mirando su cara blanca y congelada, porque ni la carótida interna le quería llevar sangre por la cabeza.

Resulta que se dio cuenta que no era hombre cuando un día intentó recordar algún momento que le hiciera esbozar al menos un intento de sonrisa, o decir de qué color tenía el pelo su madre siendo que ella siempre le daba la comida en la boquita cuando era un pequeñito-no-humano. Fue más su desconcierto cuando intentó imaginarse saltando por algún puente o sentado en un parque mirando al cielo y lo único que se logró pintar en su cabeza fue la imagen de sus mismos pies hacia adelante y un millón de otros hacia atrás. Peor aún fue sentir que ninguna vez en su vida-no-humana se había apegado más de treinta y siete segundos a algo (por cualquier tipo de afecto y no por obligación), pero claro, si al poner su mano sobre la porción anterior medial izquierda de su tórax no sintió el más mínimo latido de eso que en algún libro leyó que se llamaba corazón. En ese preciso instante una neurona posganglionar medio atrofiada con poca mielina en su axón ubicada en su corteza cerebral inutilizada captó receptores de acetilcolina provenientesde una neurona preganglionar, enviando este impulso a quizá cuál núcleo de sustancia gris de su telencéfalo que le hiciese pensar por primera vez en su vida que todo ese tiempo que creyó que era humano no lo había sido en lo absoluto,que más se parecía a una ameba que sobrevivía consumiendo todo lo que le rodeaba y luego lo escupía para dejarlo olvidadoen el piso; se podría decir que lo que más amaba eran sus zapatos y que las ilusiones le duraban lo que le dura una sinapsis neuronal en el cerebro, la misma que en ese instante le mandó una respuesta motora hacia los músculos del cuello para que lo extendiese y así mirar el cielo, siendo la misma sinapsis la que le hizo imaginar por única vez en su vida que volaba por los aires al mismo que tiempo que su corazón le lanzaba un chorro final de sangre por las arterias antes de que la última sinapsis neuronal de su existencia le hicieran pensar que le empezaba a gustar la idea de ir mirando el cielo cuando fuese camino hacia su trabajo en la mañana.

martes, 4 de noviembre de 2008

De los que se ven y nunca se encuentran

Rodrigo usa lentes de sol en el metro para mirar a esas chicas con vestidito corto que le llaman la atención, mientras éstas lo miran rápidamente y corren la vista porque no saben si las están mirando a ellas o al aviso publicitario de una obra de teatro. Pero lo cierto es que él no les quita la mirada de encima hasta que dejan el vagón llevándose la incertidumbre consigo hasta la casa.
Marcela usa lentes de sol en el metro para mirar a los tipos mayores que tengan algo interesante que mostrarle, como una gran maleta en la mano o el nudo de una corbata bien pero bien hecha. Ellos la miran sin saber si los están mirando o va con los ojos cerrados durmiendo para no darle el asiento a la abuelita con bolsas, pero la verdad es que ella no los deja de inspeccionar hasta que se bajan del trencito sin saber si sonreír porque al fin alguien los miró o si fue sólo producto de su imaginación.
Cuando Rodrigo y Marcela se encuentren, él con su maleta y un nudo bien pero bien hecho en la corbata, y ella con un vestidito corto que le llame la atención, no sabrán nunca que se estarán mirando el uno a la otra, y se irá una con la incertidumbre a la casa de no saber si aquél era el indicado, y el otro sin saber si sonreír porque al fin alguien le miró el nudo de la corbata que tantole cuesta hacerse por las mañanas

sábado, 1 de noviembre de 2008

y si?


¿Has tenido alguna vez esa sensación, que te pica en la garganta cuando recién te levantas por la mañana, de que todas las cosas te van a salir bien, incluso si se te pasa el tren de las 8.44 o te tropiezas en la coreografía que tanto habías ensayado; ya si los invitados no llegan nunca, ya si se te pierden la billetera con todos los documentos; o si justo te agarra un resfrío de la gran puta o la vecina no para de llamar por teléfono para que bajen la música?.

Y al final del día pasa que las cosas fueron mejor de lo que podrías haber esperado sin pero, sin ningún pero que te haga pensar lo contrario.