jueves, 1 de agosto de 2013

Voyager


6 punto 24, 37 segundos y contando.

Dentro de una oruga mezcla de metal y fierros emprendo el camino de retorno a lo que se denomina hogar, comprimido por incontables cuerpos que logran apoyar apenas los pies en los centímetros disponibles de suelo que van quedando.

Mirando el mapa de estaciones, confirmo que mi *viaje* recién comienza,  19 estaciones de metro (y unas cuantas combinaciones) me separan de mi destino.

A cada detención vamos incorporando más cuerpos transpirados luego de un largo día de trabajo en este *viaje* poco recordable, que no guardaremos en nuestras memorias para jamás recordarlo, ya sea por lo odioso que resulte o por simple desgaste mental a estas horas de la tarde.

Cruzo miradas esquivas con algún otro de mi especie a un par de metros de distancia, cambiando de dirección inmediatamente la vista para evitar transmitirnos un pensamiento que perturbe más nuestro decaimiento. Retiro la  mirada nuevamente y la poso sobre el diario de mi compañero vecino que con audacia logra abrirlo, dejando descansar un par de páginas en la cabeza rubia de la señora chiquita de bufanda roja. Esquivo nuevamente la mirada al reparar en los accidentes de tránsito del día de ayer y cuánto subirá la gasolina la semana entrante.

Descifrando los artilugios del aparato que nos transporta, descubriendo sus recovecos, siendo apretado cada vez más, inhalando el fracaso de un antitranspirante 24/7 y manteniendo el equilibrio en la curva de un túnel, deslizo una mano sobre el pasamanos  plagado de Cándidas y Escherichias Colis y con la otra envío un mensaje a través de mi celular como muestra de que aún  existo en este *viaje*, deseando estar lejos de mi ubicación actual, estar ya al borde de mi destino al final de las estaciones, salir a la superficie, correr libre por el campo que me crió y al que pertenezco, lejos de las ruedas y las bocinas de esta ciudad que no termina nunca de crecer.

Cerrando los ojos, descansando de los estímulos comerciales del próximo recital de Reggaeton y de propagandas de ropa interior, descubro que mis párpados no me otorgan una cortina a oscuras como de costumbre, que la oscuridad es interrumpida por puntos brillando cercanos los  unos con los otros.

Abro los ojos corroborando que no me estoy quedando dormido para no aterrizar sobre el joven de audífonos que simula un sueño de 13 minutos para no ceder el asiento a la señora de bufanda roja, y  confirmo que mis sentidos están intactos, que sigo en este *viaje*ya interminable.

Cierro por segunda vez los ojos y estoy nuevamente flotando entre estrellas y materia oscura a velocidad constante y pausada. Poco a poco voy comprendiendo que  no soy yo mismo en el sentido humano, en un modo corporal de mitocondrias y procesos celulares. Que soy un aparato intercomunicado por cables y conductos, recibiendo señales por medio de mi antena de alta ganancia, percibiendo cambios electromagnéticos a través de mi espectrómetro infrarrojo. De algún modo siento, allí como  artefacto errante en el espacio, que mi *viaje*  ha sido largo y mi destino parece tan distante, deseando estar lejos de este lugar tan silencioso y tranquilo, extrañando  las herramientas de fabricación y los sonidos de los talleres de ensayo.

Envío de vez en cuando fotografías para demostrar que aún persisto, que todavía continúo con mi *viaje*  a través del universo, dejando atrás ya 8 planetas e incontables meteoritos. Tan solitario flotando por el espacio, sin atisbo de compañía alguna, rodeado de galaxias a distancia, casi al borde del sistema solar, roto mi dispositivo de calibración óptica en 180 ° para observar por última vez al planeta Tierra, que a esta distancia es apenas un puntito azul también flotando solitario  en el universo, sin poder creer que ese punto alberga la vida que echo tanto de menos y que estoy tan lejos del hogar en estos momentos…



*Tres investigaciones publicadas en la revista científica Science confirman que la nave espacial Voyager 1 se encuentra en el límite de nuestro Sistema Solar.
De esta manera, la nave de la Nasa que partió hace más de 35 años, está a punto de convertirse en el primer objeto hecho por el hombre en alcanzar el espacio interestelar.*

jueves, 20 de junio de 2013

Wally's B'day


+Informe intergaláctico N°1:


+Tuvo que ser un año entero,
lleno de brincos.
Dormir abrazados, metiéndose calientito entre medio de las piernas, lamiéndonos las caras a las nueve punto cincuenta y cuatro de la mañana los días sábado, obligándonos a despertar.

+Acostumbrándonos a sus modos:
Modo cazador,
modo bebé,
modo despertador,
modo guardián.

+Hasta que al fin pudo aprender a dar la manito y hacer la técnica de la sumisión, y tan mona que le sale.

+Contemplando el cielo con la mirada fija en su planeta, Wally no extraña su casa en lo absoluto, sabe desde hace un año
que su hogar ahora está en nuestros brazos.


cambio y fuera