domingo, 18 de abril de 2010

por mi río


Por mi río pasa una casa, todas las tardes a las 7, todas las noches a las 2 de la madrugada.
Pasa ligera y sigilosa, con una puerta abierta, con todas las ventanas cerradas.

Y en la casa estamos tú y yo, sentados en el sofá del living:
Tú comiendo helado de frutilla con pimienta,
Yo mirando la pantalla del televisor que está apagada, mientras un pingüino volador se asoma por la ventana.

A veces la casa llega a Luxemburgo, llega a Luxemburgo a veces la casa. Y nos bajamos.
Nos bajamos en busca,
En busca bajamos de cuervos saltando,
O en saltos buscamos cuervos bajando,
Bajando por Luxemburgo, adonde llega la casa. A veces.

Y la casa es nuestra casa, E: tiene nuestras fotos

(en las murallas)
Tiene nuestras historias metidas
(entre las sábanas)

La casa es chiquita y acogedora. Pero nunca tenemos invitados E.
Porque los invitados no se quieren momo-jar.
Momo-jar porque el río va caudaloso, y en la casa no hay toallas, mucho menos estufa.

Tomas tu café de la mañana en la terraza. yo me acerco de puntitas por detrás y te abrazo.
tú dices saluda al sol que va saliendo, y miramos al sol que nos devuelve el saludo asomándose por detrás de la montaña.

Otros días llegamos al mar y recolectamos piedras extrañas para hacernos un castillo. Castillos a escala pequeña, de seguro. Un castillo extraño hecho de piedras extrañas, ¿acaso no lo extrañas?

Y hay días E., que vemos que al final del río,
Entre gotas de agua evaporada
Se asoma silenciosa la cascada. Yo río a carcajadas.
Tú no dices nada,
tú me dices: nada,
Pero la casa es firme,
te respondo: tiene alas.