jueves, 30 de noviembre de 2023

Cordillera

te quiero

te quiero al punto de no saber cómo van las ideas revoloteando en la cabeza, 

sin entender los sentimientos, sin poder guardarlos en cajitas organizadoras para ponerles un nombre e identificarlos con mayor claridad para quizá comprenderlos un tantito: un pequeño miedo azul, un rencor aterciopelado o más bien una felicidad color glauco.


Ya no sé entonces qué pensar al respecto de las caricias ajenas 

ni cómo responder al alza del precio del aceite por la inflación.

¿Cuántos pesos puedo obtener por un dólar?


Solo entiendo que te quiero

te quiero al punto de obnubilarme del mundo,

saber que este cristal que nos separa no es ni la diezmilésimaparte de la majestuosa cordillera que realmente divide nuestros abrazos.


difícil es saber cuál es la hora del día

el domingo

al despertar

después del cambio de hora de invierno

o después de volver de una discoteca que no se visitaba hace años

y las rodillas lo resienten.


¿Será acaso esta luz delicada que penetra la persiana el anuncio del alba o los últimos rayos de la despedida del ocaso?


Imposible es saberlo cuando los días no saben a ti, 

cuando la cama se ausenta de ti,

cuando la rutina avanza sin ti