jueves, 31 de diciembre de 2009



"Es probable que hayas conocido al rey del bosque. Y sin duda es una señal de buena suerte. Pero no puedes encontrarle siempre que quieras."

Mi vecino Totoro
Hayao Miyazaki

jueves, 24 de diciembre de 2009

trabajólica

Llegó cansada a su casa luego de una agotadora jornada de trabajo. Lanzó el abrigo sobre el sillón del living, se sacó el pinche y soltó su largo cabello negro ondulado sobre sus hombros. Se sacó el taco derecho con ayuda del pie izquierdo y procedió a hacer lo mismo con el otro pie. Caminó descalza hasta la puerta de su pieza que había dejado abierta en la mañana antes de irse al trabajo. No supo muy bien por qué no le sorprendió aquello si vivía sola desde los dieciocho y se sentía sola desde los nueve. Comenzó a desabotonar su blusa lentamente pensando en lo que le había dicho su jefe ese día, que si no llegaban a los doscientos millones ese mes que mejor te vayas buscando otro trabajo. Conoces muy bien el perfil de trabajadores que necesita esta empresa: personas eficaces y eficientes que sean capaces de cumplir sus objetivos con los menores errores posibles. Creo que se te ha olvidado eso porque error es tu segundo nombre. Camila Errores Canales Salas. Camila ERRORES Canales Salas. Te los he perdonado un par de veces pero eso ya no va a ocurrir.

Ya desnuda en su cama recuerda lentamente como suena su computador en la oficina cuando va lento. Siempre tiene miedo de que se le quede pegado y tenga que reiniciarlo sin haber antes guardado la información que llevaba escrita y se vea en la obligación de escribirlo todo de nuevo. Sería un fastidio. Pone una mano sobre su pecho y le dice al oído que ya le ha perdonado muchos errores, ya te he dado muchas oportunidades. Sin embargo, sigues trabajando para la empresa. Será porque me dejas tocarte cuando quiero o será porque tengo una esperanza de que nos sorprenderás a todos con una venta millonaria que nos hará comernos las palabras que murmuramos cuando te das vuelta y no puedes escucharnos. Yo creo que más por lo primero, jefecito. Nunca fui muy inteligente, nunca me fue bien en el colegio, menos en la universidad, ni entendía mucho de números, ni de ciencias ni de rimas. Creo que no era buena en nada, pero siempre pude encontrar una manera de pasar loscursos y que me aprobaran. Suerte creo que se llama. Ahora no me gustaría dejar mi trabajo, pensaba desnuda en su cama con un poco de calor. Las ventanas habían permanecido cerradas todo el día. No quiero dejar mi trabajo porque gano dinero suficiente como para sobrevivir y le pone una mano bajo la faldita. Quiero permanecer en este trabajo, prometo llegar a ser más eficante y eficidora. Eficaz y eficiente querrás decir y le besa el cuello. Eso que usted dice, jefecito y le mete la mano bajo la camisa que le queda grande.

Esta será la última vez que te perdono niña mala y le muerde suavemente una oreja. Ella sonríe (esa tarde) sobre la mesa de su jefe y también (ahora de noche) sobre su cama desnuda mirando el techo. Llegarás a ser una gran mujer le había dicho. Eso mismo venía pensado desde los nueve.

domingo, 20 de diciembre de 2009

"-Tengo la sensación de que Haku y yo nos conocimos hace mucho tiempo.
-En ese caso es fácil: Nada de lo que sucede se olvida jamás. Aunque tú no puedas recordarlo.
Bueno, se ha hecho tarde ¿Porqué no pasais la noche aquí?"

El viaje de Chihiro
Hayao Miyazaki

sábado, 26 de septiembre de 2009

sesión cerrada

Silencio, ausencia y un perro pateando la puerta. Todo ha sido extraño hoy, hoy todo ha sido extraño, ¿o no Isabel? ¿No te parece que el día pasó más rápido y el sol no se demoró tanto como ayer en esconderse detrás de los cerros? Quizá para ti todo va normal, todo va perfecto.

Pero no. No va perfecto. Tú que te sientas frente a la pantalla y te desconectas del mundo y ni el sol, ni los días, ni mi voz diciéndote cosas existen para ti. Tú estás allá, bien lejos de aquí. Y allá todo va perfecto. Todo sigue su ritmo y no desentona. Allá las cosas aparecen con un doble click y desaparecen con el botón derecho o suprimir. Allá te mueves deslizando un dedo y todo luce tan normal. Porque en tus fotos todo se ve normal, todo se ve gracioso (aunque en silencio). Pero acá no es tan así, Isabel. Acá las personas se mueven, se mueven igual que el planeta (Acaso no escuchas al perro, el perro sigue pateando la puerta) (¿no lo oyes?, click ¿no lo escuchas? click click, está pateando, click, está ladrando, click , está llorando, click click, guau guau). Es cierto, es verdad, aunque a ti no te guste y te hagas la indiferente. Las cosas están allá afuera y no allí adentro donde te pierdes ¿es que acaso no me puedes escuchas Isabel? Te estoy hablando, click, te estoy mirando click, te estoy perdiendo, click click. Te veo con las pupilas dilatadas, con los labios cerrados y el rostro iluminado por ese resplandor titubeante. Y lo miras como si te hablara, como si las fotos se movieran y te dijeran cosas importantes pero no, no te dicen nada.

Yo sé que esta noche te irás tarde a la cama. Como anoche y antes de anoche también. Pero te seguiré esperando igual que anoche y antes de anoche también. Te esperaré a que vuelvas de tu viaje de allá donde las personas son cuadraditos, los recuerdos son fotografías, las palabras son toques en el teclado y las caricias movimientos en el mouse.

Te quiero Isabel, y te extraño, donde quiera que andes. Donde quiera que vueles. Donde quiera que hagas doble click. Pero creo que cada noche te siento más ausente, porque cada noche vuelves a la cama más tarde y te duermes de un tirón. Ya ni me abrazas.

Sé que allá los recuerdos se guardan en bytes y en carpetas en un disco duro. Acá no podemos hacer eso. Acá el pasado se va y se pierde lentamente en el tiempo. Quizá por eso te gusta tanto viajar hasta allá. Porque cuando quieres recordar un momento, entonces abres una carpeta y ya está. Pero entonces, ¿Cómo pretendes extrañar a ninguno? Y para olvidarte de alguien solo debes borrar la carpeta donde dice su nombre. Espero que la que dice mi nombre aún esté en tu escritorio. No me olvides, Isabel. No me olvides. Ponme de protector de pantalla y no me olvides… ahí está de nuevo, sigue pateando. ¿No lo oyes verdad? Debes estar bajando tus archivos, debes estar preparando tu presentación con diapositivas para mañana a las cuatro con tus compañeros de trabajo. Debes estar comentando en las fotos de tus amigos sobre lo bien que van las cosas en su mundo. Por eso no lo escuchas. No lo escuches, entonces, no, importa, mucho, es, solo, un, perro. Y no me enojo, Isabel, para nada. Me acuerdo de tus besos y no me enojo. Hago doble click sobre la carpeta de tus abrazos y no me enojo. Actualizo muchas veces la página de tus te-quiero y no, no me enojo. Leo el documento de cuando nos conocimos y con eso basta. ¿Te acuerdas, Isabel? Yo siempre lo hago.

Estábamos tan solos, tan lejos el uno del otro. Pero siempre esperándonos, siempre soñándonos. Hasta que decidiste conectarte a mi vida e iniciamos sesión juntos a esta página web interesante que es nuestra relación.

A veces me pregunto, qué pasaría si un día cuando vuelvas de tu presentación con diapositivas ya no tengas tu cajita y no puedas entonces volar. ¿Qué harás, Isabel? ¿Verás que acá no todo va tan bien? ¿Te darás cuenta que los días pasan más rápido y volverás a la cama más temprano?

Te pregunto eso no de malvado, sólo por curiosidad. Solo para saber lo que piensas y sentirte de alguna manera presente. Porque todo se ve tan solo aquí en la casa cuando vuelas, Isabel. Cuando te domina, cuando te atrapa y te lleva. Intento ayudarte pero es en vano. Veo cómo la luz de la pantalla ilumina ya toda tu cara, ya todo tu cuerpo, ya toda la habitación. Sí, toda la habitación. Es un fulgor encandilante, pero aún así distingo tus labios suaves, y tus ojos suaves, y tus manos suaves también, en medio de todo ese esplendor. Yo te grito. Yo te ladro. Y la cabeza se te mete en la pantalla. Así como suena es la verdad. Se te mete y te lleva como una aspiradora (tú eres la pelusa). Miro cómo tus piernas se meten en la cajita y ni pataleas, Isabel. Estás tranquila, supongo que no te importa.

El perro patea. El perro ladra afuera de la puerta. Pero tú no escuchas, Isabel, porque las puntitas de los deditos de tus piececitos ya se han metido en la pantalla. Yo mismo veo cómo todo eso pasa y la luz se apaga. Entonces, todo oscuro, todo en silencio, ni un ruido, ni el tic-tac del reloj se oye. Y así se queda, Isabel, todo tranquilo.

Ahora ya no estás aquí.

Ahora estás allá.

Ahora estás en la papelera de reciclaje, en una fotografía subida a internet, click, en tus historiales de conversación hasta las tres de la madrugada, click, en todos los lugares menos aquí. Y el perro, Isabel, el perro, ya echó la puerta abajo y se metió en la casa, click. Ya no ladra, Isabel, click, pero creo que te extraña, click click

lunes, 24 de agosto de 2009


Me gustaría ser el huevo roto de la bandeja recién comprada en el supermercado; La vela que no quiere prender sobre la torta de cumpleaños de la nieta preferida de la familia Rojas;
Me gustaría ser la espinilla molestosa que aparece en la frente de la niña más linda del curso justo en el día de su cita con el tipo que conoció por internet;
El que se cruza en medio de la foto y el que baja la tapa del baño para que el que venga después la tenga que levantar.
Quiero ser el primer eliminado del reality show menos visto de la televisión;
quiero ser la chica de la película romántica que espera detrás del mostrador a que la vengan a buscar para mirar el cine por fuera;
Quiero ser la moneda que se cae por la alcantarilla y el lápiz pasta que se te acaba justo en medio de la prueba;
Me gustaría ser el que baja corriendo las escalera en el metro y le cierran justo la puerta en la cara;
los zapatos de la temporada anterior que los sacan de la vitrina por estar pasados de moda.
El único palitroque que no se cae cuando tiran la bola y el que lo moja el auto cuando está esperando cruzar la calle.
me gustaría ser la persona que no le gustaría ser ninguna otra cosa más.

jueves, 6 de agosto de 2009

Ironía de Verano

Todo ese mes había hecho demasiado calor. Tanto calor que era difícil de soportar. Mas ese día se asomaron un par de nubes en la cordillera, nadando a paso lento sobre el cielo azul en dirección hacia el oeste. "Lleva paraguas", había dicho mamá, porque de seguro había escuchado un pronóstico fugaz en la televisión. Paraguas no llevé. Incluso me puse faldita y chalas de esas que se abrochan en el tobillo y me fui al banco a pagar las cuentas de la universidad. Cuando estaba en la fila de 15 personas el sol se escondió detrás de las nubes que por fin lo alcanzaron a las 4 de la tarde (los bancos cierran a las dos). En ese momento te vi. Te vi pasando a fuera del banco de la mano de la chica que había visto en fotos en tu Facebook porque la habías agregado como amiga hace poco tiempo. La verdad es que el corazón me dio solo un brinco desde su posición en la caja torácica y el pulso no se me aceleró más de veinte segundos al recordar la textura de tus dedos rozando mis manos. La gota de sudor se me escurrió por la cara (no estaba nerviosa, hacía calor y los del tiempo de nuevo se habían equivocado).
Ese día no llovió, pero ojalá hubiese llovido para que mi mamá hubiera pensado que tenía gotas de agua en la cara y no lágrimas por haber visto a su marido de la mano con otra chica afuera del banco

miércoles, 5 de agosto de 2009


"¿Por qué todo el mundo se empeña tanto en saber la verdad?
A veces la mentira es mejor que la verdad"

Imprint (Huella) [Masters of Horror], Takashi Miike

miércoles, 29 de julio de 2009

Me supo a recuerdo, a recuerdo pintado de amarillo marrón
con hojas cayendo, hojas en el suelo, hojas crujiendo.
Me supo a salsa de chocolate sobre un helado de melón,
con pedazos de fruta alrededor del helado: un gran helado.
Me supo a tres canciones una noche antes del nuevo año,
a papas fritas, ramitas y a piña con champagne o a champagne con piña según cómo te lo sirvan.
Me supo a gotas de lluvia en tu cara, cayendo en la comisura de tus labios
donde solo yo te beso, donde sólo yo te beso.
Tenía sabor a doscientos pesos en Harina, para mezclarla con dos huevos, limón rayado =>walá! un queque (faltó la margarina).
Me supo a una noche fría de invierno caminando a tu lado silbando como pajarito,
saliendo de un cine pequeño donde pasan películas extrañas por quinientos pesos.
Me supo a sueño, a un poema en un sueño, a un poema sin terminar en un sueño, en un sueño sin terminar.
Me supo a canción desafinada
a poema sin rima
a gallina con dientes andando en skate
a una esperanza aliñada con tres pizcas de ilusión
y una cucharada de sinceridad.
Me supo extraño la verdad, y no supe qué pensar.
Porque al tratar de volver a saborearlo para dejarlo un rato más en la boca,
despojarlo de sus vestimentas con los colmillos
y tratar de procesarlo mejor con las papilas gustativas,
ya se había ido, ya lo habían envuelto y enviado a domicilio.
Su ausencia me supo más dulce de lo que esperaba.

lunes, 27 de julio de 2009

sentiiir que es un soplo la vida que veinte años no es nada (ocho)

Puedo verlo ahí, frente al espejo, afeitándose de la misma manera de años atrás, mientras ella estaba en el living escuchando canciones de tango, o tejiendo chalecos para sus nietos, o, más bien, seguía durmiendo su siesta de cuatro a cinco.
Pero hoy era diferente: la navaja ya no se deslizaba del mismo modo sobre sus mejillas ni la espuma se esparcía de manera graciosa sobre su cara. La diferencia era que hoy ella no estaba en la otra habitación tarareando a Carlos Gardel, ni tenía palillos en sus manos. Menos aún durmiendo en la cama que hace ya meses había sido sacada de su lugar porque no valía la pena tenerla ahí sin que nadie la ocupara. Y él sabe muy bien que por más que la busque en todos los rincones de la casa no la va a encontrar, pues él mismo fue el que más sintió el dolor de despedirla.
Y ahí sigue viviendo cada día igual que el anterior, puesto que su corazón sigue latiendo, sus pulmones siguen respirando y sus pies aún le permiten caminar para ir a comprar el pan de las seis.


p.t y m.z

jueves, 23 de julio de 2009

"Es difícil saber si el mundo en que vivimos es un sueño o realidad"
Hierro 3, Kim Ki Duk

lunes, 20 de julio de 2009

Desmantelada

Ella nació en medio del desierto mirando el cielo estrellado de una noche fría, más fría de lo que sus quimiorreceptores pudiesen soportar. La escupieron en medio de la nada para ver cuánto sobrevivía, cuántos vasos llenaba con lágrimas a las dos en punto de la madrugada, cuántas palabras aprendía a decir sin que nadie le enseñara que la eme con la a es ma, eme con o = mo, a+m más o y al final una r, amor.
En medio del desierto desnuda se quedó, mirando el universo eterno sobre ella. Tenía todo un planeta para dar vueltas, mas allí se quedó, acurrucándose sobre ella misma en las noches de frío. Pero siempre fue de noche: en su planeta no salía el sol, ni había tacones para ponerse y hacerlos sonar por la tarde contra las baldosas, caminando de vuelta a casa luego de ir de compras al mall por nuevos tacones para usar.
Se le cayeron las manos de tanto pensar, de tanto pesar que le rondaba en la cabeza, su cabeza que rodaba por el desierto cuando fue a dar su último respiro, a las once veintisiete de un día que no existe (en su planeta no hay días) porque no hay sol, sólo noche y su pelo que se enreda entre las piedras a un par de metros de su cuerpo sin-cabeza, porque su cabeza rodó hasta allá bien lejos.
Y nadie se la comió: en su planeta no había hongos que la redujesen a materia prima. no había de esos, solo una noche eterna en el cielo, marcando el tiempo a duras penas entre las estrellas.

viernes, 17 de julio de 2009

Retorno ineludible a lo propio

Abrí los ojos y me vi a mí mismo dando vueltas por la habitación. Le dije "hey, ¿qué estás haciendo?" No dijo nada. Se limitó fruncir el ceño y a seguir girando en círculos por doquier.
Me levanté, lo tomé del brazo y lo sacudí. Se lanzó hacia la puerta, corrió escaleras abajo y se perdió en algún rincón de la casa.
Bajé lentamente las escaleras y me vi a mí mismo corriendo hacia arriba. Me empujó hacia un lado. Logré conservar el equilibrio y ya me había decidido a subir tras de mí mismo cuando escuché un ruido por ahí en la cocina.
Un escalón
dos escalones
tres escalones
y el piso.

Me vi a mí mismo tendido en el sofá del living, buscando algo que ver en la televisión. Volví a escuchar algo en la cocina y me dirigí hacia ella, abrumado con lo que estaba pasando.
Me vi a mí mismo buscando algo para comer en el refrigerador. Le dije "¿qué estás haciendo?"-;.,..
(estoy viviendo).
Y corrió a perderse nuevamente en algún escondite secreto.

Nadie en el sofá
Nadie en la cocina.

Sólo yo viviendo cada día igual que el anterior.
Subí las escaleras corriendo, entré a mi habitación. me quedé un rato pensando en algo para ver en la televisión y luego buscar algo de comer en el refrigerador. Entonces, me escuché a mí mismo desde la cama, despertando, que me decía: "hey, ¿qué estás haciendo?". No dije nada, me limité a fruncir el ceño y a seguir girando en círculos por doquier.

miércoles, 1 de julio de 2009



¿Alguna vez te han golpeado en la cabeza?

domingo, 28 de junio de 2009


Carnaval de Venecia, Febrero 2009

viernes, 26 de junio de 2009

Mujer bonita, Hombre inteligente

El corazón le palpitaba con rapidez mientras lo veía todo blanco detrás de su velo.

Sentía las miradas de los presentes clavándose en su caminata, en su cabello y en su vestido: Sus primos que la visitaban una vez cada tres meses a la izquierda; sus tíos lejanos que no se ponían un terno hace mucho tiempo a la derecha; la tía solterona que la miraba casi con envidia pero que dos horas veintinueve minutos más tarde agarraría el ramo que llevaba en las manos; su padre caminando junto a ella llevándola del brazo porque sola de seguro se perdería y sus mamá de pie en la primera fila, algo conmovida por su avanzar lento y monótono hacia el altar, olvidando completamente, por lo menos durante la ceremonia y luego comiendo canapés durante el cocktail, las incontables ocasiones en las que le dijo que él no era en lo absoluto lo que había esperado para ella. Y él, al final del camino, esperándola en el altar mirándola con los ojos bien abiertos, los mismos ojos con los que la miró hace siete años atrás cuando la vio por primera vez entrando a la sala de clases y supo desde ese instante que ella iba a ser suya; los mismos ojos bien abiertos con los que la miraría dos semanas después cuando le cuente que está embarazada y los mismo ojos con los que la miraría tres años, dos meses y diez días después mientras la golpee en la cara porque no le tenía la comida preparada cuando llegó del trabajo.

Ahora ella caminaba lo que le pareció una eternidad hasta el altar. El padre entregó casi envuelta en papel de regalo a su hija al tipo que no la haría feliz al llegar a viejos y las niñas que llevaban el vestido se alejaron corriendo a abrazar a sus madres preguntándose si lo habrían llevado de la forma correcta o más bien habían hecho el ridículo.

Se miraron. Él le dijo que se veía hermosa y ella asomó una sonrisa entre la pintura que le colmaba la cara. El cura los saludó y comenzó a decir las palabras que ya se sabía de memoria porque las repetía casi todos los días, diciéndolas un poco más rápido esta vez porque tenía ganas de ir al baño. Y allí estaban ella, de pie junto al príncipe azul que siempre había soñado (claro que no era rubio y medía 20 centímetros menos de lo que esperaba) y él, de pie junto a la mujer que le lavaría los calcetines (puesto que su madre ya no lo haría) por el resto de su vida. El blah blah del cura se hizo mucho más eterno que la caminata, y los invitados ya comenzaban a toser y bostezar de las ganas que tenían de cenar. Mas ella se sentía en un sueño, un sueño del que no quería nunca despertar, un sueño que de seguro no aguantaría de contar a su mejor amiga del colegio a la que tendría que llamar por teléfono porque a él no le va a gustar que salga por ahí sola, las mujeres casadas no hacen eso.

Ya se acercaban las palabras que tanto habían querido escuchar todos desde el principio, para aplaudir y usar el arroz que habían juntado en bolsitas para tirarle a los recién casados cuando abrieran la boca y se lo tragasen. Los anillos ya estaban puestos, el juramento ya estaba hecho, él ya estaba aburrido y a ella ya se le salían las lágrimas de los ojos. Hasta que el cura por fin las soltó de sus labios:

Los declaro Marido y Mujer.

Hubo un silencio que sólo duró medio segundo pero que pareció más largo que la caminata y la oratoria del cura juntos.

Una nueva familia se había formado. Entonces él ya estaba casado y ella podía empezar por primera vez a sentirse mujer.

miércoles, 24 de junio de 2009

(profundo, profundo)


Estaba esperando tu llamada...

domingo, 14 de junio de 2009

por todo eso

Por todos los buenos momentos, Patricia saltaría de un cerro en paracaídas. Por todos los besos que le gustaría dar y no lo ha hecho, cocinaría todos los días en su casa en vez de pedir algo en el Mc Donalds. Por las ilusiones reiteradas de verse en el altar con velo y de blanco, ella se compraría una faldita cortita para mostrar las piernas en el metro. Pero como todas esas cosas no le pasan, se queda sentada, medio-esperando si le salen las ganas de tirarse del cerro en paracaídas con faldita.

domingo, 31 de mayo de 2009

eso que me pasa cuando me hablas (llamas)


Te escucho,
y su-suspiras.
Espero en silencio a que me digas (porquemegusta)
que me digas cualquier cosa (porque me gusta),
porque me gusta escucharte cuando lo dices,
porque me gusta eso y suspiro;
(me gusta).
Se me enreda la lengua si lo digo,
mas me sigue dando vueltas por la cabeza
y no se va, ten por seguro que no se va.
Mi universo espera quieto en silencio
cien años luz de distancia junto a ti.
todo permanece quieto entre tus labios
hasta que te escuche:
su-suspiras

(si-silencio)

Imperio Palomérico

Dicen que en un tiempo no muy remoto las palomas tenían un imperio en el mundo. Un lugar donde ellas reinaban con la vanagloria pegada en el pico, dándole a los humanos las sobras de lo que no les importaba, los que se amontonaban en grupos para parecer más numerosos, picoteando con frenesí todo lo que les lanzaban.Llegó un día, empero, en que todos los humanos se juntaron para destronar a los gobernadores plumíferos, cortándoles la vanagloria de la cara y empujándolas a patadas de sus castillos marginándolas de la población. Se llevó a cabo la guerra más sangrienta que alguna vez se haya realizado en el planeta, tanto así que ni los libros de historia se atrevieron a escribirla.
Ahora las palomas picotean lo que a los humanos les sobra, amontonándos
e para parecer más numerosas. Aún tienen miedo: echan a volar a penas uno de ellos intenta acercarse, temiendo que les vuelvan a cortar algo más.
Y quién sabe, quizá vuelvan a juntarse en un gran grupo para vengarse.

(ya se las puede ver amontonadas sobre los trenes antes de llegar a estación central)


domingo, 3 de mayo de 2009

Vacuna

-Descúbrale el brazo, señora, y trate de mantenerla tranquila- Decía mientras sacaba la jeringa estéril del sobrecito.
-Nunca me han gustado las jeringas ni las vacunas ni las agujas ni los pinchazos- Decía señora, arremangándole la polera a su hija, dejando desnudo al aire frío de la habitación un brazo pálido, rechoncho y lampiño, que matizaba graciosamente con su carita también blanca y redonda.
- ¿Me va a doler?- sonaba su voz tiernamente aguda.
- Más va a doler si no te la pones- Respondió la enfermera. Cuando seas mayor lo entenderás, porque aún eres muy pequeña. Verás la diferencia entre tú y los que ahora no se ponen la vacuna porque creen que no es necesaria. Una vacuna contra el estrés, pff. Blasfemias, necedades, boberías. Que no lo necesitan, que pueden controlarlo ellos mismos, que sólo quieren sacarnos dinero. ¡Ingenuos! En el mundo de ahora, en nuestras ciudades con el ritmo de vida que llevamos claramente es necesario una vacuna anti-estrés. Se te mete en los pulmones cuando lo respiras durante un tiempo prolongado, te infecta como una bacteria y se pega en tus células fagocitándolas para luego diseminarse por todo tu organismo. Cambia tu estado de ánimo, te pones terriblemente mal genio y se te quitan las ganas de vivir. Pero tranquila, mi amor, tú aún estás muy muy pequeña, pero poco te falta para ingresar al mundo de hoy. Vas a estar preparada con lo que te voy a poner y serás inmune a cualquier tipo de angustia, a toda situación de tensión, a los empujones en el metro, al que no te escuche tu marido cuando tomen once con tu familia si es que los niños bajan a sentarse a la mesa; al tráfico interminable de los lunes en la mañana; a que tu jefe te regañe porque la paciente de la cama 21 no se tomó el medicamento porque a la muy pava se le olvidó; y al humo del cigarro que te tiran en la cara cuando vas por la calle caminando al banco a pedir un préstamo porque hay que pedir préstamos casi por obligación para comprar una casa.
-Cielos, esta mujer hubiera dado cualquier cosa por una vacuna así en sus tiempos- Pensó señora.

La niña la miraba con los ojos bien abiertos, entendiendo menos de la mitad de lo que le decía. La mujer estresada le limpió el bracito con un algodón húmedo, presionándolo con un poco de desesperación. La aguja ya estaba desnuda y dispuesta a introducirse en su cuerpo. Por un momento, tuvo un poco de miedo y preocupación, mas cuando sintió la aguja atravesando su piel y luego el líquido lleno de partículas de estrés que pronto la harían inmune a él, toda su ansiedad desapareció y sonrió. Ahora se sentía realmente tranquila.

domingo, 26 de abril de 2009


Me acuerdo que ese día nos costó mil años poder cruzar a la calle de enfrente y ni siquiera estábamos seguros si era la calle correcta para llegar al metro. Llovió mucho y nos pilló de improvisto porque dejamos el paraguas en el Hotel. Nos tuvimos que esconder debajo del techito de un negocio a esperar que pasara un poco, mientras mirábamos la Basílica de San Pedro mojándose con agua. Parecía que todos habían salido preparados porque la mayoría llevaba paraguas y seguían como si nada. Pero como no paraba nunca de llover, seguimos corriendo hasta el Castillo del Ángel si es que estaba abierto. Dimos una gran vuelta por abajo buscando la entrada secreta que relatan los libros, pero todo parecía cerrado. Ese día me quejaba por no haberme puesto zapatillas en vez de botas, porque me mojé hasta las rodillas. El mapa que siempre llevaba en el bolsillo derecho de la chaqueta también se mojaba cada vez que lo sacaba para saber dónde estábamos, y costaba mucho elegir una calle para seguirle, porque en el mapa todo se ve tan fácil porque no lo hicieron un día de lluvia, con muchos autos ni motocicletas. Tirarse a la calle rogando por no ser atropellados fue la mejor opción. No morimos en el intento así que caminamos y caminamos buscando la gran eme blanca con fondo rojo que indica la entrada al metro. Hacía frío, pero esa noche dormimos muy calientitos porque la habitación tenía aire acondicionado.

lunes, 6 de abril de 2009

Al final

Ya se había imaginado como sería, pero el estar ahí en el momento exacto en que sucedía le parecía que era solo producto de su imaginación, como las otras veces cuando lo planeaba.
su corazón se aceleró al doble y tres latidos más, tal como lo había calculado cuando vio a todos fijando sus pupilas hacia arriba.
las manos le sudaban: los pies le temblaban.
escuchaba los gritos como un gran murmullo ensayado con anterioridad, que iba disminuyendo y aumentando la intensidad al unísono.
las cosas a su alrededor volaban.
las cosas a su alrededor caían (y el sonreía).
todo parecía un sueño, donde la gente corría sobre un mismo punto, gritando con la boca cerrada de un lado a otro buscando las soluciones que ayer habían dejado para otro día.
ahora veinte segundos antes del final todo parecía tranquilo.
todos los errores parecían perdonados y todas las promesas parecían cumplidas.
el cielo volaba más allá de donde siempre había estado para plantarse al lugar de donde todo venía.
se preguntaba dónde estaría 13 segundos más adelante, cuando su pies se elevaron del suelo y comenzó a girar suavemente en el aire.
su esencia primitiva se expresaba por primera vez en muchos años y flotaba.
su conciencia alcanzó la plenitud máxima y se arrepintió de haber desperdiciado tanto tiempo buscando una polera que se compró la semana pasada.
las lágrimas le salían exprimidas por los ojos y se elevaban con todo lo que existía en ese momento.
Siete segundos en una noche completa viendo televisión siete días antes.
Seis segundos con las seis colillas de cigarro fumados al día desde los 16 años, que pisaba en el suelo para apagar el fuego.
Cuatro segundos por cada mentira que decía a su madre para salir los viernes en la tarde.
Dos segundos y su primer amor a los quince años dos meses antes de que le rompieran el corazón (en dos).
un segundo de diferencia hay entre un universo y otro.
solo una vida para intentarlo.


tinieblas.

miércoles, 1 de abril de 2009

Lava lozas imperfecto

"Me estoy acostumbrando a lavar los platos", pensó cuando mano izquierda con esponja rebalsada en espuma se introducía lo más posible dentro de un vaso. A penas le llegó hasta los nudillos e intentó restregar la esponja con la punta de los dedos. El agua estaba fría y hasta creo que me gusta el hecho de eliminar microorganimos de la superficie de un plato. Es como una masacre a escalas diminutas. A veces creo que escucho gritar a los bichitos al frotar la esponja, chorreando de espuma, la cual luego se mezcla con agua y desaparece por el desagüe. Le pica la cara por un pelo que se arrancó rebeldemente desde el moño. Se pasó una mano empapada de agua, quix y clorinda, pero el sublevado se negaba tajantemente a volver a su posición original,así que en vez de batallar lo dejó mojadito detrás de la oreja. Ahora era el turno de los cuchillos y los tenedores (ese día no había cucharas para lavar puesto que no preparó sopa). De hecho hace semanas que no preparo sopas. Con lo que me gustan a mí. Pero a ti no te gustan, no hay vuelta que darle. Quizá tu madre no te hacía sopas cuando pequeño porque a tu papá no le gustaban. Ja, es como un círculo vicioso. Por lo tanto al niño no le gustarán las sopas cuando esté casado y su esposa no se tomará la molestia de lavar cucharas, ouch!. El cortecito que se hizo en el dedo pulgar de la mano que antes se había metido sin preguntar dentro de un vaso, la obligó a quejarse y a chupárselo casi por reflejo. Nunca había sentido el sabor a sopa de quix, agua y clorinda en su boca. Eso le causó tal gracias que rió con una risita reprimida para que nadie más la oyera. Un segundo después se dio cuenta que había manchado todo el piso con agua. Después tendría que barrer antes de ordenar los sillones.
Eran las dos de la tarde con 47 minutos según el reloj del comedor, y la mujer que se había cortado un dedo con el cuchillo lavando la loza, se dio cuenta por primera vez en su vida que no era feliz en lo absoluto.

"Mañana prepararé sopa aunque no te guste". Prefiero que la esposa de mi hijo lave cucharas a que se corte los dedos con un cuchillo.

sábado, 14 de marzo de 2009

Porotos

El trabajo de desgranar porotos es una actividad sencilla y placentera, que debería ser masificada por los pubs de Bellavista, para que sea practicada desde las 10 p.m., reemplazando la cerveza y el cigarro. Ayudaría a controlar los vicios, reducir accidentes automovilísticos, evitar rupturas amorosas por infidelidad e incrementaría las habilidades manuales de cualquier índole. En un comienzo parece complicado e incluso tedioso tomar un poroto con cáscara desde la bolsa amarilla, abrirlo de la manera que más a uno le acomode, desnudarlo para que lance sus escondidas municiones dentro de la fuente y luego arrojar sus prendas despojadas a la bolsa blanca de desechos.
Transcurridos 4 minutos 19 de práctica se realiza la desgranada de poroto casi por inercia y ¿a dónde vamos a ir después de la fiesta?, se toma un poroto, a la feria creo yo, a comprar más y más porotos, se desnuda el poroto, sí, es tan sencillo y placentero, se lanza el poroto a la basura y asi hasta que el vicio nos consuma y debamos reemplazarlo por otro. Como pelar papas o planchar la ropa.

miércoles, 4 de marzo de 2009


Dejé por decisión propia, y no por pura casualidad, más de tres cuartos de mi existencia por aquellos lugares, esos donde en cada esquina hay un pedacito de historia para observar (y por qué no, para sacarle fotos también). Dejé mi último plan de vida sobre la torre de Pisa; la pierna izquierda en una calle empinada de Siena. Un ojo al azar en la galería Uffizi de Florencia para mirar alegorías hasta que le salgan cataratas. Dejé 19 latidos de mi corazón en un puente de Venecia y toda la tranquilidad que me quedaba perdiéndose en los laberintos del Giardino Giusti de Verona. De seguro se me quedaron los sueños en alguno de los trenes que tomé para Spoleto, pero no me han hecho falta por estos días. La pierna derecha la dejé en pedacitos por las callecitas de Roma y el ojo no elegido anteriormente ahora está pegado en la cara de una pintura en la Capilla Sixtina, mirando hacia el techo el tiempo que sea necesario para aprender a rezar un padre nuestro y pedirle a Dios por nuestra salvación. Creo que lancé mi suerte a la fuente de Trevi en tres monedas de diez centavos y dejé mis labios pegados a los tuyos acompañándote a cualquier lugar que vayas.
Ahora soy dos brazos, una cabeza y un corazón con casi veinte latidos menos escribiendo frente al computador. El resto se quedó allá, mandándome postales una vez cada media hora para hacerme sentir que una buena parte de mí se quedó allá para siempre para siempre para siempre para siempre para siempre para siempre, parasiempre, para siempre, para siempre, para siempre.

Para siempre.

martes, 10 de febrero de 2009

Arrivederci Chile!



Ya está todo empacado. No quedan más que un par de horas para pasar a ser tú y yo completos desconocidos, como si nunca nos hubiésemos tomado de la mano ni hubiéramos caminado horas y horas uno al lado del otro. Hasta que nos encontremos como por casualidad y digamos algo así como tú también te ganaste un premio en la universidad?, qué coincidencia dios mío, y justo en asientos continuos, lo qué es la vida. Sóplame este ojo. Y despego los pies (no por primera vez) del escenario del que vengo siendo personaje desde el día que decidí llegar a este planeta, en el que dejo la rutina en pausa para que me espere tal como la dejé cuando regrese y luego me ponga al día de las copuchas más importantes que acontecieron en mi ausencia. Incluyendo a todos aquellos que llamo familia, a los tantos otros que les digo amigos y algunos pocos que no les llamo de ninguna manera pero que de repente se me vienen a la cabeza cuando me como las uñas en la mesa. Pero que a pesar de todo me los llevo conmigo metidos en la maleta, entre medio de los botines, los dos chalecos y los siete calcetines , todos apretados allí adentro, enredados entre piernas, brazos y peronés, esperando traquilos hasta que los saque al lugar que llegue para que me hagan compañía y me sigan detrás mío amontonados, diciendo las misma cosas que dirían en cualquier otra parte. Y pienso que ellos también me llevarían doblado en el bolsillo, aplastado en una billetera o introducido dentro de un celular, quizá sin decirles nada, simplemente estando ahí mirando como de costumbre lo hago (soñar no cuesta nada)
Arrivederci Chile! y a todos aquellos que se quieran meter en mi maleta.

jueves, 29 de enero de 2009

Me-dio


Te miro con un solo ojo. Te preguntarás qué pasó con el otro.
El otro se lo di al viento para que se lo pusiera a algún perro que lo necesitara, y así le haga ver las cosas desde otra perspectiva, quizá un poco más realista o quizá pierda la cabeza por completo al darse cuenta que la cola que tanto persigue en las mañanas de ocho a nueve y media, sale de su mismo cuerpo.
Me quedo con un solo ojo cual cíclope de poema épico de Homero, mirando todo a partes medias, pedazos incompletos de sucesos importantes, apreciando con exactitud cada detalle, tal como debería ser.
Media manzana, media ma/má, media mirada, media pasada, media vida ya vivida,
medios recuerdos en la media cabeza, vaso medio lleno de leche a las una y media de la mañana, pensamiento a medias de algo que no
importaba pensar por completo.

domingo, 11 de enero de 2009

Barifesos y esas cosas


El día en que el barifeso más querido por Rafaela fue expulsado de los ñetucos del policaca, decidió gonallear por otros ñetucos donde por ser barifeso curioso, sincero y petaloso, no lo sembrenaran y lo dejaran gonallar tranquilo. Así fue que luego de dejar avanzar 2/4 de segundos interzapatosos (pero siempre moviledores) llegó por fin a lo que en corpulinas se llama Humanidad. Anotó con lamparazos precisos en su carileta los 2/4 de segundo avanzados para memariarles en lo cercano. Cuando quiso ingresar, le pidieron andar llevando en los quentudos dos pensamientos, 3,1 de soberbia, $2 de egocentrismo y por si acaso, C8% de esperanzas, porque relancuadamente eso los hacía humanos.
Ya dentro, el barifeso explosionó de posislefias al encontrarse gonalleando sin que mecucas le celonearan. Mas su posislefia duró menos de los 2/4 que avanzó hasta allí, al descubrir que la humanidad era tan somacerra como los policacas, con la diferencia de que estos últimos no lo negaban.



viernes, 2 de enero de 2009

La mujer que perdió totalmente la cabeza (que es esposa del h. que creía ser h.)

La mujer que perdió totalmente su cabeza no recuerda del todo bien cómo sucedió su rebanada/de/cabeza. Imágenes sueltas se le meten por quién-sabe-donde cada vez que le preguntan por su decapitación. Ella mueve las manos tratando de explicar con una extraña posición de los dedos que lo que más recuerda es que estaba de espaldas a su vida cuando ocurrió, corriendo por algún lugar lejos de este planeta de la mano de algún desconocido que desconoció en el metro y ya iba por la órbita de Plutón (que ya no es planeta) cuando escuchó el chiki-chiki de una tijera y luego paf, la cabeza en el suelo y lo vio todo desde abajo.
Ahora no imagina,
no sueña,
no llora,
ni ríe.
La mujer que perdió totalmente su cabeza aún sigue pensando en algo que hacer (puesto que el hecho de NO tener cabeza le reduce bastante las opciones a elegir).