miércoles, 18 de octubre de 2023

lenguas muertas



Lanzas preguntas al viento por si alguien las pudiera oír allá bien lejos. Como si un otro yo percibiera aquellos mensajes y diera inicio a una retórica diferente al iniciar el día:

Acaso hoy desayunaré pan tostado o iré tal vez por un café en el Starbucks cerca del trabajo. Quizá mejor tomarme el yogurt con Abelina a las 11 de la mañana en un pequeño descanso entre medio de la agenda llena de reuniones.


Arrojas al cosmos todas esas palabras esperando se conviertan en realidad algún día, porque en tu villa no hay cafeterías, ni imaginar algún día un Starbucks. No tienes trabajo, jamás preferirías el yogurt por sobre el pan y Abelina nunca fue en verdad tu amiga.


Y un día miércoles en la noche, mientras veías un reality show tranquilo y solitario en la habitación de tu casa en una comuna olvidada, la luz ser cortó como es habitual cada 18 de octubre. Y en ese silencio pétreo crees oír las respuestas a esas interrogantes desahuciadas. 


Escuchas aquel susurro en un idioma extinto. Una lengua que no se transmitió tras generaciones porque quedó enterrada en una cueva del paleolítico. Cuántas nuevas historias se hubieran escrito con aquellas palabras, cuántos cuentos de hada se habrían contado en los libros, cuántas enamoradas se habrían identificado con aquellos versos. Un texto irreprochable, la verdad más cierta del universo, un sinfín de vidas que podrías haber vivido y que decidiste abandonar a la deriva, como si el deseo fuera la única droga que te mantiene vivo y pendiendo de un hilo, una pequeña y delgada hebra que traza tus destinos no escogidos por pura pereza, inventando aquellas historias de ti mismo en los zapatos finos de alguien más. Y deseas alcanzar aunque sea un objetivo, imploras lograr una meta absurdamente minúscula, pero el idioma desaparecido es confuso y casi imposible de interpretar. Todo eso crees oír en la eternidad de 8,3 milisegundos (el mismo tiempo que tarda en reaccionar una mosca y batir sus alas antes de ser alcanzada por un cruel manotazo), para que un instante eterno después volviera la luz en la cuadra y todos estos anhelos muertos desaparecieran al instante en que tu mano hace contacto con el control remoto y enciendas nuevamente el televisor, ansioso y mordiéndote las uñas, para saber quién sería el eliminado del capítulo de hoy del reality porque mañana será tema de conversación seguro con Abelina y el resto de tus compañeros de trabajo luego de tomarse el café del Starbucks para comenzar una nueva agenda atiborrada de reuniones.







          No querrás nunca desaparecer antes de tiempo.