miércoles, 29 de julio de 2009

Me supo a recuerdo, a recuerdo pintado de amarillo marrón
con hojas cayendo, hojas en el suelo, hojas crujiendo.
Me supo a salsa de chocolate sobre un helado de melón,
con pedazos de fruta alrededor del helado: un gran helado.
Me supo a tres canciones una noche antes del nuevo año,
a papas fritas, ramitas y a piña con champagne o a champagne con piña según cómo te lo sirvan.
Me supo a gotas de lluvia en tu cara, cayendo en la comisura de tus labios
donde solo yo te beso, donde sólo yo te beso.
Tenía sabor a doscientos pesos en Harina, para mezclarla con dos huevos, limón rayado =>walá! un queque (faltó la margarina).
Me supo a una noche fría de invierno caminando a tu lado silbando como pajarito,
saliendo de un cine pequeño donde pasan películas extrañas por quinientos pesos.
Me supo a sueño, a un poema en un sueño, a un poema sin terminar en un sueño, en un sueño sin terminar.
Me supo a canción desafinada
a poema sin rima
a gallina con dientes andando en skate
a una esperanza aliñada con tres pizcas de ilusión
y una cucharada de sinceridad.
Me supo extraño la verdad, y no supe qué pensar.
Porque al tratar de volver a saborearlo para dejarlo un rato más en la boca,
despojarlo de sus vestimentas con los colmillos
y tratar de procesarlo mejor con las papilas gustativas,
ya se había ido, ya lo habían envuelto y enviado a domicilio.
Su ausencia me supo más dulce de lo que esperaba.

lunes, 27 de julio de 2009

sentiiir que es un soplo la vida que veinte años no es nada (ocho)

Puedo verlo ahí, frente al espejo, afeitándose de la misma manera de años atrás, mientras ella estaba en el living escuchando canciones de tango, o tejiendo chalecos para sus nietos, o, más bien, seguía durmiendo su siesta de cuatro a cinco.
Pero hoy era diferente: la navaja ya no se deslizaba del mismo modo sobre sus mejillas ni la espuma se esparcía de manera graciosa sobre su cara. La diferencia era que hoy ella no estaba en la otra habitación tarareando a Carlos Gardel, ni tenía palillos en sus manos. Menos aún durmiendo en la cama que hace ya meses había sido sacada de su lugar porque no valía la pena tenerla ahí sin que nadie la ocupara. Y él sabe muy bien que por más que la busque en todos los rincones de la casa no la va a encontrar, pues él mismo fue el que más sintió el dolor de despedirla.
Y ahí sigue viviendo cada día igual que el anterior, puesto que su corazón sigue latiendo, sus pulmones siguen respirando y sus pies aún le permiten caminar para ir a comprar el pan de las seis.


p.t y m.z

jueves, 23 de julio de 2009

"Es difícil saber si el mundo en que vivimos es un sueño o realidad"
Hierro 3, Kim Ki Duk

lunes, 20 de julio de 2009

Desmantelada

Ella nació en medio del desierto mirando el cielo estrellado de una noche fría, más fría de lo que sus quimiorreceptores pudiesen soportar. La escupieron en medio de la nada para ver cuánto sobrevivía, cuántos vasos llenaba con lágrimas a las dos en punto de la madrugada, cuántas palabras aprendía a decir sin que nadie le enseñara que la eme con la a es ma, eme con o = mo, a+m más o y al final una r, amor.
En medio del desierto desnuda se quedó, mirando el universo eterno sobre ella. Tenía todo un planeta para dar vueltas, mas allí se quedó, acurrucándose sobre ella misma en las noches de frío. Pero siempre fue de noche: en su planeta no salía el sol, ni había tacones para ponerse y hacerlos sonar por la tarde contra las baldosas, caminando de vuelta a casa luego de ir de compras al mall por nuevos tacones para usar.
Se le cayeron las manos de tanto pensar, de tanto pesar que le rondaba en la cabeza, su cabeza que rodaba por el desierto cuando fue a dar su último respiro, a las once veintisiete de un día que no existe (en su planeta no hay días) porque no hay sol, sólo noche y su pelo que se enreda entre las piedras a un par de metros de su cuerpo sin-cabeza, porque su cabeza rodó hasta allá bien lejos.
Y nadie se la comió: en su planeta no había hongos que la redujesen a materia prima. no había de esos, solo una noche eterna en el cielo, marcando el tiempo a duras penas entre las estrellas.

viernes, 17 de julio de 2009

Retorno ineludible a lo propio

Abrí los ojos y me vi a mí mismo dando vueltas por la habitación. Le dije "hey, ¿qué estás haciendo?" No dijo nada. Se limitó fruncir el ceño y a seguir girando en círculos por doquier.
Me levanté, lo tomé del brazo y lo sacudí. Se lanzó hacia la puerta, corrió escaleras abajo y se perdió en algún rincón de la casa.
Bajé lentamente las escaleras y me vi a mí mismo corriendo hacia arriba. Me empujó hacia un lado. Logré conservar el equilibrio y ya me había decidido a subir tras de mí mismo cuando escuché un ruido por ahí en la cocina.
Un escalón
dos escalones
tres escalones
y el piso.

Me vi a mí mismo tendido en el sofá del living, buscando algo que ver en la televisión. Volví a escuchar algo en la cocina y me dirigí hacia ella, abrumado con lo que estaba pasando.
Me vi a mí mismo buscando algo para comer en el refrigerador. Le dije "¿qué estás haciendo?"-;.,..
(estoy viviendo).
Y corrió a perderse nuevamente en algún escondite secreto.

Nadie en el sofá
Nadie en la cocina.

Sólo yo viviendo cada día igual que el anterior.
Subí las escaleras corriendo, entré a mi habitación. me quedé un rato pensando en algo para ver en la televisión y luego buscar algo de comer en el refrigerador. Entonces, me escuché a mí mismo desde la cama, despertando, que me decía: "hey, ¿qué estás haciendo?". No dije nada, me limité a fruncir el ceño y a seguir girando en círculos por doquier.

miércoles, 1 de julio de 2009



¿Alguna vez te han golpeado en la cabeza?