jueves, 2 de diciembre de 2010

encuentro cercano con los extra-extra-extra terrestres


Llegó el día que desde pequeños soñamos con que llegaría.
Los saludamos con una apretón de manos por primera vez en la historia del universo post-bigbang.
Resultó que eran iguales que nosotros, sólo que comían por los brazos.
Pasó que sentían igual que nosotros, sólo que no lloraban.
Y también que hablaban el mismo idioma nuestro, sólo que no nos entendíamos.
De todo lo posiblemente encontrable en las galaxias más lejanas del cielo, encontramos el reflejo mejorado de nuestra imagen y de nuestros sueños personificados en un cuarteto de ojos, tres manos, doce dedos.
Bailamos con ellos las canciones de moda, comimos con ellos los manjares más deliciosos, nos sacamos fotos y las subimos a internet para que todos nos conocieran.
Reimos un rato sobre cosas del origen de la vida y del fin de los tiempos, que para regocijo de ambas partes faltaba más de 3 ciclos solares para ello (vamos recién en el k'atun 4 Ahau)
Comenzó el mestizaje, el cruzamiento de habitantes extraterrestres con los nuestros.
Parimos sapos, lagartijas, de esos peces que viven bien abajo en el mar, cualquier cosa menos un ser humano.
Los cromosomas y su información genética estaban codificados para generar semejante criatura, mutación de la naturaleza producto de la combinación con los que llegaron fuera del planeta y sus respectivas divisiones celulares.
Pero como los queríamos tanto, como eran lo que estaba en boca de todos, la noticia más interesante en siglos, no pudimos resistir el deseo del abrazo, del apareamiento desenfrendado con el alienígena ya establecido en nuestras casas.
Y así nuestra descendencia se convirtió en una población de anfibios descorazonados sin proyección alguna más allá del languetazo que dan a la mosca que se quiere comer.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Y

Bienvenida de nuevo a mi vocabulario, I griega

(:

lunes, 22 de noviembre de 2010

fragmentos 21 (de una estación cualquiera)

se sumó a ojos cerrados al rebaño de personas rumbo a la entrada del metro. no tuvo necesidad de guiar su destino con su mente: era la fuerza del colectivo quien lo llevaba. Era el qué-me-importa-si-a-nadie-le-importa de los fines de semana, el no-es-problema-mío de los que siguen sin voltear, por más grande que sea el alboroto. Se dejó llevar por las ideas de alguien más, por el otro que planeó la acción mala del día mientras se lavaba los dientes la noche anterior luego de la cena.

y en ese recorrido de minuto y medio que separa la superficie del mundo escondido bajo tierra (con sus luces + avisos interminables por parlante) se transformó en menos de la milésima de segundo que duró su preocupación por el mundo al ponerse la corbata en la mañana, en el monigote perfecto de la vida moderna. el títere representativo de lo que somos hoy y mañana al sonar el despertador. y siendo muñeco de trapo y todo se sumergió en el río de individuos con pericia en dar empujones, se colocó tras la línea amarilla que lo separa el vehículo que lo llevaría a su futuro más inmediato.

Y mientras se escucha el carro avisando que va entrando en la estación, piensa por única vez en el día en las cosas que hubiese hecho pero que no hizo (sin lamentar, sin sollozar), porque se promete a sí mismo que mañana sí que las hará, no hay duda.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Festival SUE 17-11-2010


Mika+Scissor Sisters= Orgasmo de colores.

Mucho mejor que bailarlos en la pieza =)

domingo, 14 de noviembre de 2010

Y

adiós i griega.
nunca te olvidaré ;(

lunes, 1 de noviembre de 2010

fragmentos 20


fuimos al borde del mar, a ese lugar que se llama orilla del mar y vimos flotar en medio del vaivén de las olas cómo las cosas de nosotros dos van tan bonito cómo van, tan bonito como podrían llegar a ser y así será.
entre medio de la espuma se escribían pedacitos de la historia que comenzamos abrazados en la mañana y reventando sobre las rocas se lanzaba el te-llamo-cuando-llegue-a-casa y el beso de despedida mientras el tren se detienen en el andén.
te tomo la manito en la parte de la mano que más te gusta, porque por algo sonríes, por algo me dices que te tome fotos con el celular.
y sin darnos cuenta ya éramos dos caracoles, de esos que se pegan bien pegados a las rocas.
Dormimos media hora, despertamos con la cara quemada por el lado izquierdo y la brisa del mar entrando rápidamente por lo pulmones nos susurró despacito que las cosas van bien.

muy bien,

jueves, 14 de octubre de 2010

Regina Spektor-Chile 13-10-2010



Regina:
Por ti me compraré un piano y una peluca pelirroja con rulos y aprenderé a tocar summer in the city, Us y Laughing With para cantarlas todos los días antes de ir a trabajar.

martes, 12 de octubre de 2010

Te elegí antes de conocerte.
Algo en el día (la micro que nunca pasó, el techo mojado, usar el mp4 por primera vez en años en la calle) hizo que se cruzara y sucediera cambiado.
Razones no importan a esta altura de la noche.

tu papá sonriendo al verte asomado un poquito y tu madre cansada con los ojos llenos de lágrimas al mirarte los tuyos.
Tres pujos y un minuto para el primer llanto.
Tres pujos y ya estabas aquí con todos los demás esperándote.


Hoy una nueva vida llegó al planeta Tierra.

sábado, 2 de octubre de 2010

a mi futuro parto


Te debes haber embarazado en diciembre, en medio de las celebraciones de fin de año cuando todos andaban de vacaciones. Al principio debió asustarte un poco, quizá te pilló por sorpresa. Pero cuando ya era evidente porque el vientre era notorio tuviste que apechugar-no-más-po'. Debiste haberle contado a tu pareja primero, que te miró con los ojitos brillantes y un sentimiento entre extrañeza y emoción.
quizás seas adolescente o ya treintona; tu primer hijo o una gran multípara. De todos modos a estas alturas ya te debe haber pateado varias veces en la noche y los antojos de seguro no fueron pocos (aunque en el consultorio te dijeron que no comieras tanto porque ya estabas en el límite de peso).
te lo debes estar imaginando con la ecografía en las manos. "será un(a) gran hombre/mujer", estarás pensando.
Cualquiera sea tu nombre y cualquiera sea el que le pondrás a tu bebé, yo ya estoy estudiando para recibirlo con estas manos que te escriben. Las primeras manos que lo tocarán y verán llorar dando su primer respiro en el planeta. Te lo pondré en el vientre (ahora por fuera) para que hagan apego por harto rato.
seguramente será un(a) gran hombre/mujer.


martes, 14 de septiembre de 2010

el número que no ha marcado, existe.


Dejó sonar el teléfono dos veces por costumbre, con la esperanza escondida bajo la enagua de que fuese alguien equivocado marcando el número equivocado a la casa equivocada.
Pero esta vez sonó más de cuatro veces hasta que levantó el auricular de su teléfono por primera vez en el mes y escuchó el vacio entrando por su oreja derecha, proyectándose por el auricular desde las entrañas de ese aparato y quizás qué conexiones raras en su interior.
Y supo (incluso antes de decir aló) que era la misma jirafa del mes pasado quien la llamaba.
No la dejaba tranquila.
Se le quedaba sin decir nada, con el auricular desde el otro lado del teléfono,sosteniéndolo con su pata, en alguna habitación de Santiago. Nunca le dijo nada. Nunca le respondió. Pero estaba segura que era una jirafa quien la molestaba. Se notaba en su respiración. No era humana, de ninguna forma. Menos de una hormiga o de los pájaros que cantan a las 6 de la mañana fuera de su casa. No.
Incluso se notaba en la forma en que hacía sonar el teléfono antes de contestar. Pero esta vez había sido diferente , había sonado diferente.
Se daba cuenta que la respiración se le oía distinta; la imaginaba pequeña metida dentro del teléfono, toda doblada con el cuello.
Y esta vez sí que fue diferente, porque la jirafa por fin le habló. Finalmente le soltó las palabras que se venía aguantando desde hace 15 meses en cada llamada que le hacía siempre en la madrugada. Le contó lo que tenía adentro, detrás del bazo, rondando pegada a un eritrocito por su vena.
Y ella la escuchó garabatear sus desdichas, su amores y alegrías, sentada en el borde de la cama.
Sintió que se le formaba el nudo en la garganta antes de soltar dos lágrimas y tres cuartos de moco que limpió con el pañuelo que le regaló su hermana.
Hasta que por fin la mamífera infeliz terminó con su discurso de infortunios, volviendo el silencio nuevamente a su oreja. Se sintió en la obligación como ser viviente del planeta de responder con un lamento o una frasecita de ánimo, pero ninguna se le cruzó por la cabeza en ese instante.
Sintió la pena creciendo en su pecho, el ahogo que venía reprimiendo hace tiempo. Nunca antes se había sentido más pequeña, ni que de verdad necesitaba cortarse las puntas secas del pelo.
Intentó sugerir una forma de llevar a cabo mejor las conversaciones de aquí en adelante, juntarse en alguna estación del metro y dejar pasar hasta tres carros si fuese necesario para intercambiar palabras, para abrazarse si es mucho el dolor, pero la jirafa ya había colgado el teléfono del otro lado, dejándola con la palabra perfecta esfumándose entre los labios.
Se quedó allí, en el mismo borde de la cama donde la había pillado media hora antes de contestar el llamado, con la mirada perdida en la pared de su habitación, que ahora le parecía extraña.

Encontró la libreta telefónica escondida en el fondo del último cajón de la cómoda.

sábado, 21 de agosto de 2010

fragmentos 11

esperó una respuesta en medio de la madrugada.
Un sonido al iniciar sesión. Una luz parpadeando, anunciando que en el buzón de entrada había un mensaje.
Que ya no había necesidad de pasearse por páginas en blanco, haciendo clics en las fotografía de los demás, escribiendo cuán precioso van los días en su mundo. porque va más allá de lo que se siente, de lo que se estima. De lo que se dice.
vale más que un comentario en tu muro y más que dos etiquetados después de la fiesta.
es una palabra salida de tus propios labios, un respiro de tu propia existencia.
Una mirada en carneyhueso más que una detrás de la pantalla. agregar amigos en la vida de la puerta hacia afuera, de los que valen realmente la pena.
sentir la lluvia caer en la cara, no observarla detenida en una imagen. te dicen más cosas de las que pudieses leer en el blog del chico que te gusta.
porque el hígado todavía sigue detoxificando los remedios que te tomas para quitar el resfrío, el perro de la vecina aún ladra todas las noches aunque no le den la cena y alguien en el planeta de seguro tiene algo de qué hablar en la madrugada, en vez de perderse por el ciberespacio.

domingo, 8 de agosto de 2010


Nadie se ríe de Dios en un hospital, nadie se ríe de Dios en una guerra.
nadie se ríe de Dios cuando el doctor llama después de unos exámenes de rutina o cuando se hace realmente tarde y los niños aún no han vuelto de la fiesta.
Nadie se ríe de Dios cuando el avión comienza a temblar incontrolablemente o cuando ves a quien amas de la mano de alguien más (y esperasestarequivocado)
Nadie se ríe de Dios cuando los policías tocan a la puerta y dicen "señor, tenemos malas noticias"
Nadie se ríe de Dios en el día que te das cuenta que la última mirada que viste fue un par de ojos llenos de odio: nadie se ríe de Dios cuando se están diciendo sus adioses.















nadie se ríe de Dios, todos nos reímos con Dios



(esperando que ojalá venga) Regina Spektor en Chile, 13 de Octubre 2010

martes, 3 de agosto de 2010

se oye la lluvia caer sobre el techo de la casa.
de alguna forma, desde algún lugar, algo dice que hay vida allá afuera.
que el mundo no termina en estas cuatro paredes (y el techo (y el piso)).
de seguro hay montañas, de seguro hay pajaritos que cantan.
De seguro estás tú mójándóté bájó lá llúvíá, ý lás gótás té rébótán én lá cábézá.
se deslizan por tu cara y llegan a tus labios, recorren tu cuello y siguen metiéndose por entre medio de tu ropa ya toda mojada.
algo dice que estarás detrás de la puerta cuando la abra, o que estarás mirando tras la ventana al correr la cortina para darle paso al-mundo-fuera-de-la-burbuja
donde caminamos, donde reímos, donde nos mojamos y donde nos quedamos callados para luego decir lo primero que se nos venga a la mente.
aquí, dentro-de-la-burbuja, no llueve. no se ríe, no se camina más allá de 6 pasos, no.
Aquí, dentro-de-la-burbuja se cae y se llora, se piensa y guarda, se calla y se ahoga.
se ahoga.
se ahoga

miércoles, 28 de julio de 2010

Oda a las cosas que ocurren pero que uno nunca se da cuenta

La mosca se posó tres veces sobre el azúcar que quedó sin tapa sobre la mesa del comedor, incluso puso un par de huevos y defecó varias veces. Es la misma azúcar que vas a usar para endulzar el café con leche del desayuno de mañana.

La noche del primer martes de este mes tu madre soñó que la abrazabas, le dabas cientos de besos y le decías te-quiero. No te lo contó porque lo olvidó cuando sonó el despertador de su marido (tu papá).

El asteroide se deshizo al chocar contra la atmósfera. Gracias a ella no cayó sobre tu casa.

La señora Gómez odia los gatos. Dice que es alérgica pero no lo es. Los odia y punto. Desde el año pasado que coloca veneno en la comida de gatos que deja en el techo donde solían pasearse. Mató a gran parte de los gatos de sus vecinos. Por eso los ratones corretean libremente por entre las cañerías dentro de las paredes de la casa, ruido que la hace despertarse en medio de la noche, pensando que es su padre muerto quien se está comunicando con ella desde el más allá.

(pensé que te asomarías por mi ventana cuando la abrí hace un rato para ventilar la pieza (estornudé creo que 10 veces en un minuto))

La hija de la vecina que vive a tres casas a la derecha de ésta fecundó su ovocito II del mes de julio con un espermatozoide del hijo de la vecina que vive a cuatro casas a la izquierda de ésta, el domingo pasado cuando los papás no estaban en la casa. Para suerte de ambos, el cigoto no alcanzó a implantarse, por lo que Rodrigo nunca llegó a existir.

El papel que tiraste hoy a la taza del baño, fue suficiente para que en dos días más se tape luego de usarlo y vayas atrasado a clases.

Anoche la araña que vive en un rincón de tu pieza pasó caminando a cuatro centímetros de tu cara justo cuando ibas soñando que te caías de un barranco.

La chica de la universidad que suele toparse contigo en el kiosko a la hora de almuerzo pensó en ti mientras veía un programa sobre ballenas en Discovery Channel.

Una estrella desapareció del universo a las 5 de la tarde de hoy. Nadie en el hemisferio sur lo notó.

Estuve a punto de tener 5 infartos escribiendo esto. Menos mal que no como muchas papas fritas.

viernes, 16 de julio de 2010

fragmentos 8


oyes el sabor de un beso a las 7.30 de la noche camino a casa. Y te retuerces un poco a la izquierda, a veces a la derecha, dependiendo de a dónde esté pegando el sol.
observamos el sonido de un perro ladrándole a la luna en espera de la respuesta que la calle no le da, no por ingrata, más bien por descuido.
Te siento con la mirada: ambos pusimos nuestras orejas en el parlante del estéreo por si escuchábamos el sonido de algún amigo extraterrestre interesado en comunicarse con dos personas en un departamento de providencia, pero la señal no nos llegó.
Esperamos sentados en la acera que pasara un suspiro, de esos que te hacen recordar un momento olvidado en las tareas del lunes a viernes, a veces sábado, a veces incluso domingo si hay muchos exámenes o mails que mandar para la semana que viene.
Saboreé bien saboreado la textura de la arrugita de tu brazo, esa que me vuelve loco a más no poder porque resulta que es arrugable por donde se mire: cabrían tus juegos, tu alfombra del baño y un pollito ahí dentro, mezclándose de tal forma que obtengamos una alfombra jugando a ser pollito de baño.
te disfruto con el pelo chascón, chascón recién despertado a la hora que fuese, a la hora que nos despierte un temblorcito (no tan fuerte, claro).
Vas a todos los lados que pudiese un ser humano del planeta Tierra ir un viernes feriado de agosto sin muchas películas que ver en la televisión, pero sí con un sentimiento, sí con otro esperándolo frente a la cajita que navega, aunque no le vibre el escritorio.
porque te tengo presente, no hay duda alguna.
presente en las líneas que cada uno escribe de lo que a duras penas se alcanza a escuchar. Presente en el perro, en el beso, el suspiro, en la arrugita de tu brazo que te acompaña a todos lados y en el amigo extraterrestre. Todos juntos dando vueltas tomados de la mano por mi cabeza quizá existiendo, quizá sucediendo en ese lugar del universo que aún no se descubre (pero me dijiste que ya mandaron navecitas hasta allá para sacarle fotos)

domingo, 4 de julio de 2010

desistir ni se le ocurra

Todo tranquilo antes del tormento, antes del dilema, del problema con solución efímera.

Todo en paz previo al aluvión de preguntas y de pocas respuestas,

de dar mil trescientas vueltas

hasta que el mareo te dure una semana completa.

en el living de la casa hay una esperanza que te dice que podría salir mejor si se intenta de a poco.

en el comedor está la sinceridad que te dice entre risitas: mijito, no se apure en caer que el piso no se mueve.

y razón que tiene la muy perversa, porque en todas las habitaciones de la casa están los desencantos que te van arrebatando lo poco de constancia que va quedando.

Pero todo va apacible por el momento: los libros de la biblioteca aún no sacuden su polvo ni los platos se trizan contra las baldosas de la cocina por el derrumbe que les espera.

Es difícil predecir cuando vaya a ocurrir, no soy pulpo-oráculo para decirlo. Es algo que corre por dentro quien me lo dice, al mismo tiempo que me susurra en el oído (bien bajito para que nadie más escuche) que aún daque por madesiado garentre, madesiado.

jueves, 1 de julio de 2010

fragmentos 4


quiero saber cómo va tu día.
qué fue lo primero que pensaste al abrir los ojos en la mañana, y si fue lo mismo que pensaste antes de cerrarlos la noche anterior.
quiero que me digas que estás bien, que hace frío pero que estás abrigadito.
que comiste algo rico que cocinaste tú con tus manitos o que pediste por teléfono porque te dio flojera lavar platos.
que me cuentes lo que estás pensando o lo que querías decir antes de decirnos hola.
dónde vamos a salir el fin de semana o qué película se estrenó en el cine la semana pasada.
qué ropa llevas puesta y cuántas cosas dices solo estando en tu casa; los vasos que se te quebraron en la semanay las veces que deseaste mandar todo a la mierda en el trabajo.
que me digas cuántos minutos te quedaste pegado mirando un punto fijo sin darte cuenta o si se te cruzó un recuerdo nuestro por tu cabeza al mismo tiempo que cruzaba también por la mía.

si te tomaste más de una taza de café en la mañana (o si realmente ya lo estás dejando)



sábado, 22 de mayo de 2010

mitad

A lo mejor sí, a lo mejor hoy al despertar abriste tus ojos al punto equidistante entre tu nacimiento y tu muerte: justo la mitad de tu vida.

y, ¿cómo van las cosas que no se dicen?, ¿cómo está la gente que no saludas hace ya un buen tiempo?

¿cómo se siente la espalda sin joroba y la cara sin arrugas, con ojos sanos, ojos claros, sin nubes en cada cosa que se ve?

¿cómo van los días que se dejan pasar y las horas gastadas en algo poco trascendente?

¿cómo es vivir sin que las manos te tiemblen al agarrar un ramo de flores o un lápiz para escribir en una servilleta: estoy vivo?

¿cómo se siente (dime) tener toda la vida entera (o la mitad de ella) por delante para hacer las cosas que todavía te restan por hacer y las cosas que aún te faltan por decir?

(dime)

domingo, 18 de abril de 2010

por mi río


Por mi río pasa una casa, todas las tardes a las 7, todas las noches a las 2 de la madrugada.
Pasa ligera y sigilosa, con una puerta abierta, con todas las ventanas cerradas.

Y en la casa estamos tú y yo, sentados en el sofá del living:
Tú comiendo helado de frutilla con pimienta,
Yo mirando la pantalla del televisor que está apagada, mientras un pingüino volador se asoma por la ventana.

A veces la casa llega a Luxemburgo, llega a Luxemburgo a veces la casa. Y nos bajamos.
Nos bajamos en busca,
En busca bajamos de cuervos saltando,
O en saltos buscamos cuervos bajando,
Bajando por Luxemburgo, adonde llega la casa. A veces.

Y la casa es nuestra casa, E: tiene nuestras fotos

(en las murallas)
Tiene nuestras historias metidas
(entre las sábanas)

La casa es chiquita y acogedora. Pero nunca tenemos invitados E.
Porque los invitados no se quieren momo-jar.
Momo-jar porque el río va caudaloso, y en la casa no hay toallas, mucho menos estufa.

Tomas tu café de la mañana en la terraza. yo me acerco de puntitas por detrás y te abrazo.
tú dices saluda al sol que va saliendo, y miramos al sol que nos devuelve el saludo asomándose por detrás de la montaña.

Otros días llegamos al mar y recolectamos piedras extrañas para hacernos un castillo. Castillos a escala pequeña, de seguro. Un castillo extraño hecho de piedras extrañas, ¿acaso no lo extrañas?

Y hay días E., que vemos que al final del río,
Entre gotas de agua evaporada
Se asoma silenciosa la cascada. Yo río a carcajadas.
Tú no dices nada,
tú me dices: nada,
Pero la casa es firme,
te respondo: tiene alas.

lunes, 8 de febrero de 2010

Au revoir Chile!


Sólo resta esperar para que todo lo que habíamos esperado se haga por fin realidad.
Para que el itinerario escrito en excel se transforme en días de verdad y horas de verdad; para que las fotografías que tanto repasamos en internet se pongan frente a nuestros ojos de manera natural para quedarse pegadas en nuestras memorias por mucho tiempo; para que los lugares escritos en los libros se conviertan en las calles por las que caminaremos quizá perdidos buscando un lugar para alojarnos.

ya antes de que comience me está gustando, aunque se me congele el rostro con la nieve o me caiga de la torre Eiffel. Ya es bonito así nada más.

Au revoir Chile y a todos los que me llevo conmigo nuevamente en mi maleta y a todas partes como siempre.


je habité en sanbdo

La inherencia de las cosas de la casa

La casa se veía mucho más grande mirada desde el piso, sobre la alfombra, con la cabeza hacia el cielo, los brazos extendidos como si estuviese crucificada, con un ojo mirando hacia el techo siguiendo la trayectoria de un bicharraco que entró sin ser invitado a la casa y con el otro mirando hacia el pasado, hacia lo que había sido en un comienzo un buen sueño para perseguir.

Los platos no se veían tan sucios si se les mira de lejos, apoyada contra la puerta que da al patio lleno de cachureos, mordiéndose un labio y rascándose la cabezaydetrásdelaoreja.

La habitación no se veía tan solitaria si se está en un rincón oscuro de ella, observando la cama vacía pero con almohadas, el velador vacío pero con papeles, el piso vacío pero con una alfombra.

“El tiempo pasa más rápido si no se mira el reloj, si el reloj no se mira y se cierran los ojos. El tiempo pasa más rápido cuando no se espera nada, ni se cuentan los días en el calendario al despertarse cada mañana para levantarse e ir a preparar el desayuno.”

los vasos fueron hechos para ser usados como vasos. se llenan con agua de la llave, luego uno se la toma sin dejar una sola gota y los lava con la esponja”, susurraba, ya en el piso, ya apoyada en la puerta, ya en un rincón oscuro de la habitación o con los ojos cerrados dejando pasar el tiempo. “ no sirven para cortar la carne para el asado familiar o para lavarse los dientes al recién despertarse. No sirven para peinarse, menos aún para hacerlos rebotar en el suelo o para escribir mensajes de amor a la persona que amas pero que no lo sabe. Pero si se los ponen unos sobre los otros, entonces resulta que sirven para edificar torres. Torres que no duran mucho, claro. Que se rompen fácilmente, al más mínimo portazo que pegas cuando llegas a la casa enojado. Pero siguen siendo vasos, ¿cierto? No se les cambia el nombre porque los use para escuchar el mar cuando me los pongo en la oreja y así no escucharte cuando me cuentas lo mal que te fue en el trabajo hoy. Mi nombre será el mismo aunque me vaya a vivir a una isla tropical en medio del Pacífico, del océano Pacífico, lejos de ti y de mí (de los dos al mismo tiempo), de lo que nos hemos convertido a lo largo de todos estos años, alejados del sueño que alguna vez compartimos.

Aquí va la ditamal dadver: la casa seguirá siendo pequeña aunque la mire desde el piso, los platos sucios seguirán estando sucios aunque los mire desde lejos, la habitación seguirá pareciéndome solitaria aunque estés tú durmiendo sobre ella y el tiempo seguirá pasando con lentitud y parsimonia aunque cierre los ojos, deseando con locura que los palillos del reloj se detengan un mísero segundo y comiencen a retroceder pausadamente para vervol a zarcomen (para dejarme respirar)”

domingo, 31 de enero de 2010

Hoy los fantasmas no vendrán. Algo aquí en el planeta me lo dice y yo así lo creo. Hoy no vendrán porque la luna brilla llena en el cielo y cuando brilla llena toman el tren de las una en punto, se ponen sus mejores atuendos y se van al lugar de donde vienen a platicar sobre cosas pasadas. Hoy no molestarán subiendo las escaleras ni haciendo crujir las tablas porque estarán bien lejos. Los fantasmas siempre hacen eso porque no les queda otra. Como que están pero no. Como que se fueron pero todavía no se van.

Los fantasmas no leen los pensamientos, me dije a mí mismo un día. Porque si lo hicieran ya estarían bastante enojados conmigo y me moverían la cama o me tirarían cosas o abrirían las puertas de la casa. O quizá ya lo están pero no me lo dicen para no asustarme.

Hay fantasmas que no están ni muertos: van de un lado a otro dando pasos vacilantes

(perdidos)

se suben al micro y no dan el asiento. se ponen sus audífonos y el mundo ya no existe para ellos, se desaparecen y ni siquiera intentan volver a estar. Se tuercen y siguen dando vueltas. Se miran en el espejo pero no se encuentran, o se encuentran a medias, a medias y tres cuartos.

Yo no quisiera ser un fantasma, fantasma yo no quisiera ser., pero es cierto, es verdad, a veces se me olvida estar, se me va lo de existir y me pierdo. El fantasma que todos llevamos dentro (y en el que algún día nos convertiremos) sale y se toma, así como se lee, se toma mi vivir, como reclamando su derecho de poder estar también y aprovecha de echar una miradita presurosa por el mundo que le tocará recorrer vacilante (perdido), buscando eso que estando vivo no se puede encontrar.

domingo, 24 de enero de 2010

La maleta

No sabía por qué había soñado con levantarse a las 9 de la mañana (en vez de a las 12 como todos los domingos), hasta que llegado el domingo abrió los ojos a las nueve en punto, clavando su mirada en el reloj que le había regalado su abuelo sobre el escritorio lleno de papeles, con una cajetilla de cigarros vacía y un cuaderno a medio abrir con un poema sin terminar.

Tampoco sabía por qué había soñado con levantarse sin vestirse (pues llevaba la ropa de la noche anterior puesta), tomar la maleta que había dejado bajo la cama medio-escondida y luego salir sin más preámbulos de su casa, hasta que esa mañana, dos minutos luego de abrir los ojos se levantó, se miró la ropa y sacó de lo bajo de la cama la misma maleta con la que había soñado.

La toma

se levanta

se va sin más preámbulos de su casa.

Ya caminando por la calle, todo le parecía conocido, como si lo hubiese soñado: el perro de la vecina de enfrente acostado sobre la acera esperando con una sonrisa en el hocico a que atravesara la calle un auto rojo con un conductor sonriente para ladrarle. Y que cuando lo viese pasar lo saludaría con la pata derecha:

pasa un auto rojo con un conductor que sonríe,

le ladra

lo saluda con la pata derecha;

El vecino de dos casas a la izquierda (que siempre se levanta temprano a barrer su jardín como si fuese un deber ciudadano hacerlo), se preparaba con un ritmo constante de barrido que iba a interrumpir para saludarlo con la mano derecha cuando pasara frente a él: pasa, se interrumpe, lo saluda con la mano derecha. Incluso le sonrió, pero no recordaba esa sonrisa.

No le devolvió ni el saludo ni la sonrisa.

No sabía por qué exactamente tenía que tomar el autobús en la esquina en dirección a la plaza de armas, pero cuando ya llevaba tres minutos de pie y afirmado de un pasamanos en el autobús que había tomado en la esquina, no parecía ya interesarle. Ahora pensaba en lo que llevaba en la maleta: no tenía muy claro qué es lo que era, pero sin duda era algo muy importante, algo con lo que había soñado toda su vida llevar(o por lo menos la noche anterior). Algoque soloen sueñosse puederecordar.

No podía decir si hacía frío o calor, pero veía que la luz del sol se metía por las ventanas y proyectaba sombras cada vez que algo se interponía en su camino. Además del leve sonido del motor no se escuchaba ningún otro ruido. Como si más allá de la salida de emergencia los sonidos fuesen absorbidos por un vacío erigido artificialmente por el vehículo. Aún así era placentero, aún así era agradable, como en un sueño.

Miró a su alrededor y vio que en la parte delantera del autobús estaban sentadas mirando hacia él, tal como lo había soñado la noche anterior, las dos mujeres ancianas con una sonrisa en la cara, cada una con una bolsa de supermercado conversando de algo que no alcanzaba a oír. Sabía que lo iban a saludar al mismo tiempo con la mano derecha cuando el autobús doblara a la izquierda, porque así lo había soñado. Tampoco les devolvió el saludo.

Giró su cabeza y dirigió su mirada hacia la parte trasera del autobús. En la última fila de asientos y justo en el asiento de en medio estaba sentado el payaso que sonreía solitario mirándolo a él, igual que en su sueño. Lo miraba fijamente, con un aire medio melancólico en la mirada, como si llevara ganas de charlar un rato con alguien, pero todos le tenían miedo. Levantó la mano derecha para saludarlo, manteniendo la sonrisa en la cara. Mas no lo saludó de vuelta.

Todos parecían estar felices esa mañana; todos parecían tener algo de qué reír ese día; todos menos el hombre con la maleta en la mano y que había tenido un sueño extraño la noche anterior.

Trataba de encontrarle sentido al porqué había soñado con bajarse en la parada de la plaza de armas, hasta que un domingo a las 9.17 de la mañana se bajó con su maleta en la parada de la plaza de armas.

Tal como lo había soñado, la plaza aún no estaba llena de gente, pero sí lo suficientemente concurrida como para lo que iba. Un par de niños jugando por la izquierda, dos viejos apunto de dormirse en una banca, una mujer dándole migas de pan a las palomas, y las palomas juntándose por montones en el centro: todos, absolutamente todos (incluso las palomas) con una sonrisa en la cara. Justo como lo había soñado.

Ahora no sabía por qué soñó con que se sentaría en la segunda banca vacía, contando desde la tercera palmera caminando desde el paradero, hasta que se sentó en la segunda banca que precisamente estaba vacía, contando desde la tercera palmera mientras caminaba desde el paradero. Allí las palomas dieron saltos igual que en su sueño cuando pasó el heladero sonriente con su carrito, tratando de vender helados a los pocos que allí estaban esa extraña mañana de domingo a las 9.19. Cuando pasó frente suyo le quedó mirando con ojos apacibles y le ofreció un helado. El hombre sentado en la segunda banca de la plaza le rechazó el helado con un leve movimiento de mano. El heladero giró su cabeza y se marchó sin decir nada.

Recordaba que en su sueño esperó un minuto para luego levantarse dejando en la banca vacía la maleta con todas las cosas que había soñado su vida completa con hacer (o por lo menos la noche anterior), y dejar que pasara lo que tenía que pasar. Esperó el minuto y el tiempo se detuvo. Todos los allí presentes se dieron media vuelta a mirarlo, con la sonrisa aún pegada en sus caras. El hombre miró a su alrededor, sobrecogido: no recordaba haber soñado con eso. luego bajó la mirada hacia la maleta y resuelto se levantó alejándose de la banca que estaría vacía si no fuera por la maleta que se quedó en aquel lugar abandonada quizá por descuido sobre ella.

Mascó un pedazo de aire y se lo metió en los pulmones, y las partículas de oxígeno hicieron intercambio por otras de dióxido de carbono en sus alvéolos. Y lentamente, sin mediar esfuerzo alguno, la sonrisa se le dibujó en la cara. todos lo seguían mirando, maravillados, con ganas de decirle cosas pero la sonrisa no les dejaba mover la boca.

Se alejó caminando lentamente de vuelta a casa, o al lugar que fuera. Ya todo estaba hecho, ya todo estaba entregado: el sueño se había acabado.

Sobre la banca seguía la maleta, inocente y desolada esperando a que alguien se compadeciera de ella y la recogiese para llevársela a casa.

Hasta que la mujer con una sonrisa en la cara que la noche anterior había soñado con que recogería una maleta sobre una banca a las 9.22 de una extraña mañana de domingo en la plaza de armas, recogió la maleta con los sueños de otro hombre, otro hombre que ya estaba lejos de allí rumbo a cualquier lugar dispuesto a volver a soñar con lo que siempre quiso dejar, y ella ahí con la maleta en la mano (mientras se le borraba suavemente la sonrisa de los labios) soñando con lo que siempre había querido encontrar.

jueves, 7 de enero de 2010

desconocidos y moraenados

Había un carrusel con las luces encendidas y los caballitos aún girando de arriba a abajo en un costado abandonado de la plaza.

(no había nadie)

Estaba solitario: el carnaval ya se había terminado, los invitados habían dejado el anonimato por esa tarde. Sacaronse las máscaras y las guardaron con anhelo esperando el día siguiente para volver a ser desconocidos y agolparse por entre las callecitas estrechas de la ciudad.

Yo quería una máscara, yo quería ser un no-conocido en este mundo de desvaídos, un ninguno para nadie, un recuerdo olvidado que se pierde en la historia y qué importa si a nadie le importa.

Tú me la compraste.

(tú también te compraste una)

Fuimos dos desconocidos, moraenados, caminando por Venecia, llegando tarde al carnaval cuando ya estaban todos en sus hoteles cinco estrellas.

Nadie nos desconoció ese día.