martes, 3 de agosto de 2010

se oye la lluvia caer sobre el techo de la casa.
de alguna forma, desde algún lugar, algo dice que hay vida allá afuera.
que el mundo no termina en estas cuatro paredes (y el techo (y el piso)).
de seguro hay montañas, de seguro hay pajaritos que cantan.
De seguro estás tú mójándóté bájó lá llúvíá, ý lás gótás té rébótán én lá cábézá.
se deslizan por tu cara y llegan a tus labios, recorren tu cuello y siguen metiéndose por entre medio de tu ropa ya toda mojada.
algo dice que estarás detrás de la puerta cuando la abra, o que estarás mirando tras la ventana al correr la cortina para darle paso al-mundo-fuera-de-la-burbuja
donde caminamos, donde reímos, donde nos mojamos y donde nos quedamos callados para luego decir lo primero que se nos venga a la mente.
aquí, dentro-de-la-burbuja, no llueve. no se ríe, no se camina más allá de 6 pasos, no.
Aquí, dentro-de-la-burbuja se cae y se llora, se piensa y guarda, se calla y se ahoga.
se ahoga.
se ahoga

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