Horacio, ay Horacio.
Eres como el asteroide 12xw, que aparece en nuestro sistema interplanetario cada tres milenios.
Te incrustas en mi retina cada 6 sinapsis neurobióticas, y me plasmas en todas las dimensiones. Yo que intento persuadir el tiempo, regirme por los incrementos básicos como un electroplutónico que soy.
Te había escotado en un residuo y allí teterabas.
Te había revuelto como dislentes y recobrabas un huslito.
Pero sobre todo Horacio, cuando regreso a la cápsula como un abarrote despreciado, me tomas desprevenido como el asteroide en cuestión,
Todo el santo púlpito se me estremece.
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