Te escribo nuevamente, ya por costumbre, ya por necesidad.
Pero ahora rogando un titilo de tu señal, alguna mesmerizada reseña de tu existencia : qué hiciste los días jovianos, cómo interpretabas el perihelio de acuario, cómo fueron las nebulosas que crecen dentro de lo que llamas corazón .
¿Acaso es cierto lo que la edónea polinésica planteaba?
Que sos puros cables sueltos, que por alguna arrecifa hicieron conjunción, y los electromagnetismos de las explosiones os llevaron a percibirte en esta cuerda . “Algo que nunca debió ocurrir”, resquebrejó sin dubitativas la tal edónea.
Mientras la anémona dentro mío se retorcía, y me suspiraba en la tripa nuevamente :
Fuimos todo lo que quisimos ser .
No hay comentarios:
Publicar un comentario