martes, 11 de diciembre de 2018

Cartas a Horacio XXII

Te escribo nuevamente, ya por costumbre, ya por necesidad.

Pero ahora rogando un titilo de tu señal, alguna mesmerizada reseña de tu existencia : qué hiciste los días jovianos, cómo interpretabas el perihelio de acuario, cómo fueron las nebulosas que crecen dentro de lo que llamas corazón .

¿Acaso es cierto lo que la edónea polinésica planteaba?

Que sos puros cables sueltos, que por alguna arrecifa hicieron conjunción, y los electromagnetismos de las explosiones os llevaron a percibirte en esta cuerda . “Algo que nunca debió ocurrir”, resquebrejó sin dubitativas la tal edónea.

Mientras la anémona dentro mío se retorcía, y me suspiraba en la tripa nuevamente :

Fuimos todo lo que quisimos ser .


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