sábado, 5 de abril de 2008

elchico delos brazoscruzados

Lo fui pensando de a poco hasta que se transformó en costumbre (ahora no me lo puedo sacar de la cabeza). Lo puse con lápiz pasta escrito en mi cuaderno para que no se me olvidara y ahora forma parte del título de cada historia que escribo. Y es absurdo lo sé, es como mi hervidor eléctrico que calienta el agua más de lo necesario, gastando por montones la energía. Es enamorarse del viento y abrazar almohadas (peluches de pingüino) por la noche. Porque paso al olvido en el momento exacto en que desaparezco de tu cuadro visual (siesquelogroentrar) y todo lo planeado antes del encuentro se me va a la chucha.
Y si es que voy a formar parte de los recuerdos de tu encantadora cabeza, quiero que me recuerdes como el chico de los brazos cruzados que esperaba en un rincón del pasillo para solamente verte pasar, tratando de grabarme la forma de tus ojos en la memoria. Recuérdame como el que caminaba a más de diez metros de distancia de ti, memorizando cada gesto que hacías y la manera en que se colocaban tus amigos alrededor tuyo. Recuérdame como el chico que no encontraba algo coherente ni llamativo que decir cuando te tenía cerca. Como el chico que se quedaba siempre ahí, con una expresión estúpida en la cara y un mal teñido en el cabello, esperando a que vengas y me digas: Hey, ¿tú eres el chico de los brazos cruzados que no para de pensar en mí, el que me sueña cada noche antes de dormir? ¿No te parece absurdo?. Es como enamorarse del viento abrazando almohadas (peluches de pingüino) por la noche.

2 comentarios:

Max Demian dijo...

el chico de los brazos cruzados tiene encanto inherente, habria que ser ciego para no notarlo.

Hans dijo...

enamorarse es absurdo. como la canción Antología de Sharika, es tan ridicula, pero tan cierta.