Existen en tu imaginación.

Tomaba la blusa, o el jeans, el calzoncillo o el calcetín. Lo hundía dos veces en el agua, soltaba burbujitas y lo sacaba a la superficie. entonces los estrujaba y los tiraba a la fuente azul, no a la amarilla, porque la amarilla era la de la ropa sucia. De nuevo lo mismo con otra prenda hasta que la lavadora cantara tutu-tutú, anunciando que tenía que abrirle la boca y sacarle la ropa, echarla al lavadero y estrujarla.
Mi sobrina atrás, con un dedo en la boca, mira que mira como vuela el sostén del lavadero a la fuente azul ( no a la amarilla), y me dice:

-Pedro, que se me está saliendo el diente.

La miro y le digo apelando a esa sensibilidad materna que todos llevamos dentro, porque tienes que guardar el diente cuando se caiga coma ponerlo bajo tu almohada coma esperar a que venga el ratoncito y te deje una moneda, la cual usarás para comprar un libro. No se saca el dedo de la boca para decirme:

-Pedro ( de nuevo), ¿ cierto que el ratoncito y el hada de los diente no existen?.

Y que la sensibilidad materna se me va a los cojones, dejo de lado el colaless de mi hermana y me dispongo a decirle que cómo se le ocurre decir semejante barbaridad, porque recién tiene seis años, todavía debería creer en el viejito pascuero, el viejo del saco, el cuco y el conejo de pascua. de eso se trata la infancia, de creer en todo lo que te meten en la cabeza, incluso si te dicen que comer caca es bueno, yo iba y comía caca, así que sí mierda, el ratoncito de los dientes SÍ EXISTE MALDITO ENGENDRO DE LOS MIL DEMONIOS. Pero preferí controlar ese arranque de ira y responderle:

-Existen en tu imaginación.

Se quedó callada, dedo en la boca, agarro el colaless, lo hundo, uno dos, lo estrujo y vuela a la fuente amarilla, me da lo mismo donde caiga.
Al llegar la noche tomé un lápiz y un papel y escribí lo siguiente:

Querido Ratoncito:
Espero que lo estés pasando muy bien con el hada de los dientes, el grinch, los padrinos mágicos, la gata juana y ronald mcdonald allá en tu mundo real-maravilloso. Te pido que por favor disculpes a mi sobrina por atentar contra tu existencia el día de hoy, no sabe lo que dice. Sin más que agregar, se despide

Pedro (K)

PD: Espero que me traigas una linda moneda cuando se me salga el premolar segundo de la mandíbula superior derecha.