jueves, 3 de octubre de 2024

Paolo

Un día fuimos niños y el futuro era tan lejano,

La vida era una cosa difícil de entender

El mundo no giraba a nuestro favor pero nos teníamos los unos a los otros para hacer frente a los enemigos (que no fueron pocos).


Un día fuimos niños y teníamos el peculiar don de poder hacer magia: transformábamos las lágrimas amargas en sonrisas desatadas; la oscuridad de la noche se esfumaba con nuestros bailes; los pasillos del colegio se convertían en una pasarela de alta gama.


Porque un día fuimos niños pero jugábamos a ser grandes para acallar el sentimiento tormentoso y desolador que nos agobiaba cuando estábamos en nuestras habitaciones. Al estar juntos nada era imposible: éramos los ganadores de un reality show imaginario, unas supermodelos envidiables y exitosas, un grupo de cantantes que se iban de gira por el mundo y éramos también los power rangers derrotando a todos los villanos que osaran cruzarse en nuestro plumífero camino.


Un día fuimos niños, construimos nuestra titánica fortaleza en el pequeño segundo piso de una casa en Renca, donde éramos libres tal y como vinimos al mundo para expresarnos de la forma en que quisiéramos sin temor al qué dirán, cómo nos mirarán o qué nos pasará. Y así formamos los bellos recuerdos que no sabíamos entonces lo preciado que serían y que forjarían nuestras conductas actuales, rememorándolos con dicha entre medio de un par de cervezas de un viernes por la noche. Todos esos momentos giran en el aire ahora como la coreografía que ensayábamos sin parar durante horas, porque sin darnos cuenta éramos las estrellas más brillantes en esa noche terrible que era la adolescencia, tratando de entender la emoción que nos gobierna a veces, que nos hace ser quienes somos ahora sin lograr entenderla la verdad del todo aún.


Un día fuimos niños y el futuro era tan lejano

pero supimos vivir el momento como si fuera realmente infinito.


*


En honor a mi amigo Paolo, que partió el día 29 de septiembre de 2024

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