domingo, 25 de noviembre de 2018

Cartas a Horacio XIV

Sé que en una noche como ésta,

en un desierto como éste,

con estas lunas alumbrando el cielo oscuro y las supernovas orbitando en el infinito,

tuviste que estar tú también, Horacio, en tu mundo, con tus lamentos y tus flores, soñando con el regocijo de esa plenitud, de hallar un atisbo de referendo en ese desierto, con los cansados tornados, construyendo tu transmisor electromagnético en ese afán de dejar una señal a la postre.

Y en ese desierto no habitaba ninguno, porque el desierto era tu mundo entero. 

Así te imagino Horacio, con tinieblas y melancolía, con contemplaciones y calaveras.




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