sábado, 31 de diciembre de 2011

Non esistono

Te quiero conversar al oído,
susurrando,
despacito,
de las cosas que nunca escribí y que, por lo tanto, no leeré.
Te quiero hablar de asuntos que nunca sucedieron,
de las personas que nunca nacieron, que jamás vivieron y que de ningún modo conoceremos.

Quiero olvidar los recuerdos que jamás existieron,
Que nunca guardé en mi memoria.
El recuerdo de tus labios que no rocé (ni siquiera una milésima de segundo), de tus manos tranquilas que no abracé, de tu pelo enredado que no acaricié,
ninguna noche de agosto,
bajo la lluvia.
Deseo conversar de ti,
de tus primeros pasos que no diste,
de lo que no comiste la semana pasada para la cena,
de las ilusiones que no tuviste y las canciones que no escuchas por estos días.
De nuestros encuentros que no llegaron a lugar,
en ninguna plaza
en ningún café
en ninguna cama.

Quiero que no me cuentes todas esas cosas
ninguna de ellas,
ni una sola,
porque no estás aquí,
no existes en esta cuerda,
no vibras en esta sintonía.
En otro planeta, quizá.
En otra vida, espero . . .


martes, 27 de diciembre de 2011

Revoltijo

Pasó el remolino más grande de todos por mi casa.
Entonces mi lagaña se sacó un ojo mientras la comida masticaba bocas, las lágrimas asustadas no contuvieron el llanto, al mismo tiempo que el camino tropezaba con tus pies que corrían por todos lados.
Si el pulmón entraba en el aire, entonces el jugo gástrico secretaría estómagos, muchos de ellos, para proteinizar los metabolismos.
La música dejó de plasmarse de oídos y fue la primera en salir disparada por la ventana (nunca más la volvimos a escuchar).
El sillón se escondió debajo de mi papá y dentro de mi mamá se metió el refrigerador: alboroto tremendo. (La hermana de mi guagua era la única que soñaba en dormidos, como si nada pasara)
En el patio escuchamos perrear al ladrido, que después de todo tampoco lo pudimos encontrar.
Al final, cuando ya todo no podía estar más revuelto, la sangre chorreó venas por las murallas y los aplausos golpeaban las manos, demostrando su sonrisa con alegrías, muy blancas.
Y allí quedaron tripadas las tiras, y todo el mundo que pasaba quedaba muy confundido y no entendía nada.

domingo, 18 de diciembre de 2011



Esta foto va dedicada a ti. Sí, a ti: la rubia que se cruzó en mi foto y me la echó a perder. La de la sonrisa graciosa con un gorro de colores y un nudo ridículo en la bufanda. La que ahora se debe andar cruzando en las fotos de las demás personas para hacerse famosa porque en la revista de modelos no la contrataron ya que no aceptan a los que usan gorros con pompones. Te concedo un espacio aquí en mi blog que nadie ve para que en el país en el que vivas tú también subas las fotos tuyas en las que salgo yo y me crucé.
A ti, al recuerdo menos memorable del viaje por Venecia y que ahora pasa a convertirse en mi musa inspiradora de actualizaciones en el blog y a la que le dedico dos oraciones diarias antes de irme a dormir, soñando con el día en que te vuelvas a cruzar en mi fotografía.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Nah que ver



La fiesta se acabó cuando llegó María Eugenia.
Ella es tan-fuera-de-moda para estas cosas.
No sé quién, no sé a quién se le ocurrió invitarla. Es de esas, o sea, muy pero onda demasiado-poco-atiná para el baile, para seguir el ritmo. ¿Nadie nunca le enseñó a bailar? ,o sea porfa.
Es de esas que bailan apretadas con la pareja, de las que le agarra la mano al otro. Nos dimos cuenta de eso en la fiesta de inicio de clases, cuando todavía hace calor en Marzo: quedamos sorprendidos con su show.
Lo peor, es que mueve tanto las caderas por Dios. Jura que MATA de lo sexy, pero puro que MATA de risa. Nadie hace eso en las fiestas ahora. Y siempre sale con escote, no sé qué diría su madre si así la viera de “despechugada”
Debería entender, le deberían enseñar que lo más chick desde hace tiempo es bailar sin tocarse, sin siquiera mirarse, por lo menos cincuenta y tres centímetros de distancia el uno del otro. E ir a las fiestas con camisa y corbata, los varones, falda un dedo sobre la rodilla, las damas, OBVIO que sin escote.
O sea hello, o sea galla para tu movimiento.
"U-bí-ca-te", le diría yo si se me acerca menos de lo permitido.
Más encima es de las que fuman en las discotecas y toman ron-cola con hielo. Ahora a lo más, o sea, cuando estamos muy felices mezclamos leche con jugo, y eso nos pone más felices todavía.
Los rumores dicen que hasta una vez se besó con OTRO HOMBRE, y que ni siquiera sabía cómo se llamaba. Lo encuentro último.
Súper fuera de la onda de ahora.
Nos dio un poco de pena cuando llegó porque nos tuvimos que sentar en el sofá del living y mirarla bailar durante 3 horas esa música que nadie escucha: reggaeton y bachata.
Está tan mal enfocada en la vida.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Barifesos y esas cosas pt.2


Fue duro pero cierto. El Barifeso descubrió que la Humanidad no era ni zonote ni mucho menos consideradora.
Por lo que retozó su prudencia en ese ahora fulpito, durante trescientos sillosos separados.
Sin embargo, se había hecho de 8 esperanzas al corolar allí y, por lo tanto, no desistió de sus esvanios. Decidido, salió a buscar mochilenes a un vericueto de mochilantes: la conocida POPO (Porileta Oromono Productores de Olores). Para su loñita, el Barifeso quedó reintelecto inmediatamente y medio segundo después ya se relataba produciendo olores como mochilete de POPO.
Sus +; noches y su casi ?¡ de fofolanes fueron realmente posolendas. Posolendas porque desodoraba lo que otros hacían y él (como panteístico que era) se sicajía demasiado, especialmente los día de semana.
Hasta el día en que halló una jala escondida entre los puentos. Y en ella encontró la Hamilá: Todos los demás mochiletes de POPO no eran más que Sin Poteros (entiéndase sin potero en el nemeso del cutato) que mochilaban para un tal Medigo Asolante, y que todas las mochiladas iban en cosobre del Planeta.
El Barifeso dejó de lado la soberbia y frenó a másqueros. Esto no podía continuar así.