martes, 2 de agosto de 2011

reinscripción

Eusebio cree que se conoce, pero no se conoce ni siquiera un poquito.
No sabe quién es en medio de la fiesta,en medio del tumulto, entre los que vienen y van en busca de su destino que se ahoga en una piscola y en el humo de los cigarrillos.
No se reconoce al mirarse en el espejo cuando los ojos le pesan, la barba está sin afeitar por una semana y ni seis tazas de café bien cargado le quitan las ojeras.
Olvida su nombre a la una de la madrugada, girando en la cama, escarbando un consuelo entre las sábanas, algo con qué soñar pegado a la almohada.
Eusebio se convirtió en el tercio del personaje que quería actuar, en un cuarto del ser humano que pensó un día llegar a ser.
Ahora es mitad estropajo, un octavo de oveja pelada y lo que sobra de marioneta.
Eusebio, deberías inscribirte de nuevo en el registro civil.

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