jueves, 29 de enero de 2009

Me-dio


Te miro con un solo ojo. Te preguntarás qué pasó con el otro.
El otro se lo di al viento para que se lo pusiera a algún perro que lo necesitara, y así le haga ver las cosas desde otra perspectiva, quizá un poco más realista o quizá pierda la cabeza por completo al darse cuenta que la cola que tanto persigue en las mañanas de ocho a nueve y media, sale de su mismo cuerpo.
Me quedo con un solo ojo cual cíclope de poema épico de Homero, mirando todo a partes medias, pedazos incompletos de sucesos importantes, apreciando con exactitud cada detalle, tal como debería ser.
Media manzana, media ma/má, media mirada, media pasada, media vida ya vivida,
medios recuerdos en la media cabeza, vaso medio lleno de leche a las una y media de la mañana, pensamiento a medias de algo que no
importaba pensar por completo.

domingo, 11 de enero de 2009

Barifesos y esas cosas


El día en que el barifeso más querido por Rafaela fue expulsado de los ñetucos del policaca, decidió gonallear por otros ñetucos donde por ser barifeso curioso, sincero y petaloso, no lo sembrenaran y lo dejaran gonallar tranquilo. Así fue que luego de dejar avanzar 2/4 de segundos interzapatosos (pero siempre moviledores) llegó por fin a lo que en corpulinas se llama Humanidad. Anotó con lamparazos precisos en su carileta los 2/4 de segundo avanzados para memariarles en lo cercano. Cuando quiso ingresar, le pidieron andar llevando en los quentudos dos pensamientos, 3,1 de soberbia, $2 de egocentrismo y por si acaso, C8% de esperanzas, porque relancuadamente eso los hacía humanos.
Ya dentro, el barifeso explosionó de posislefias al encontrarse gonalleando sin que mecucas le celonearan. Mas su posislefia duró menos de los 2/4 que avanzó hasta allí, al descubrir que la humanidad era tan somacerra como los policacas, con la diferencia de que estos últimos no lo negaban.



viernes, 2 de enero de 2009

La mujer que perdió totalmente la cabeza (que es esposa del h. que creía ser h.)

La mujer que perdió totalmente su cabeza no recuerda del todo bien cómo sucedió su rebanada/de/cabeza. Imágenes sueltas se le meten por quién-sabe-donde cada vez que le preguntan por su decapitación. Ella mueve las manos tratando de explicar con una extraña posición de los dedos que lo que más recuerda es que estaba de espaldas a su vida cuando ocurrió, corriendo por algún lugar lejos de este planeta de la mano de algún desconocido que desconoció en el metro y ya iba por la órbita de Plutón (que ya no es planeta) cuando escuchó el chiki-chiki de una tijera y luego paf, la cabeza en el suelo y lo vio todo desde abajo.
Ahora no imagina,
no sueña,
no llora,
ni ríe.
La mujer que perdió totalmente su cabeza aún sigue pensando en algo que hacer (puesto que el hecho de NO tener cabeza le reduce bastante las opciones a elegir).