martes, 22 de mayo de 2012

esas incógnitas




Ciertas cosas se caen, otras se arrastran.

Ciertas cosas como el pelo y las culebras.

Otras cosas no tienen solución razonable,
son ecuaciones complicadas, sin solución para el número incógnito.
Algunas personas son como esas ecuaciones irresolubles.
nunca encontrando el resultado para el dilema.
Y se quedan,
se pierden,
indefinidamente.

Permanecen con la incertidumbre guardada en el bolsillo de perro del pantalón, pretendiendo conocer las soluciones al problema de avanzar cuando se retrocede, de querer un poquito en vez de odiar tanto para ceder en vez de prolongar la angustia.

Ciertas cosas se quedan el olvido para no mantenerse en el recuerdo.
Ciertas cosas como una mirada en la esquina de tu casa,
como el caballero sentado a tu lado en el tren, la mujer de espalda a la cual nunca le conocerás el rostro, las monedas de quinientos pesos botadas en la calle que no se recogen, los besos que dejamos perdidos sentados en la plaza, los suspiros en silencio dejando escapar el tiempo, que te vaya bien, cuidado en el camino a casa, sonrisa, otra ecuación sin resolver, por ti, por mí, por los dos (el orden de los factores no altera el producto).

Ciertas cosas se aceleran, otras se elevan,
Ciertas cosas como el corazón y la presión sistólica cuando se dejan huir las cosas que  realmente importan en vez de tratar de hacerlas perdurar contigo un ratito.


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