sábado, 18 de octubre de 2008

Los admiradores de cielo


Los admiradores del cielo se cansaron un día de mirarse las caras y decidieron empeñarse a dirigir su mirada unidimensionalmente 79º grados sobre el nivel del suelo, convencidos de encontrar ésos que vivían sobre ellos, en una suerte de mundo paralelo, con sus vidas paralelas, con gustos, dicha, deleite y lujuria perpendiculares a su cotidianeidad que con cada segundo que avanzaba de su existencia se tornaba más nefasta y tediosa de lo que ellos podrían llegar a soportar. Fue así que aumentaron las atenciones en la consulta del Doctor Rafael, puesto que las articulaciones atlanto-occipal y atlanto-axial de la columna de los pacientes estaban fuera de sus posiciones normales debido a que se la pasaban mirando todo el día 79º hacia el cielo. Y la señora María vendió toda su mercancía en zapatos taco alto en menos de una semana a las mujeres que llegaban desesperadas por sentirse más altas, tratando de percibir cada detalle de lo que ocurría en los aires. Tanto fue su ansiedad por descubrir qué había más allá de ellos, que una tarde de verano se reunieron todos en la plaza del pueblo para llegar a un plan común para así despejar sus inquietudes. Entonces un día bien, pero bien temprano en la mañana se volvieron a reunir en la placita, unos formaron un círculo tomados de la manos alrededor de un montón de otros que se hacían de cuclillas al suelo y empezaron a encaramarse unos sobre otros para formar la torre humana más grande que alguna vez se haya escrito en los libros de historia de los admiradores del cielo. Estuvieron dos días enteros sin dormir tratando de alcanzar el cielo aplastándose entre todos las veces que se caían (y que no fueron pocas), pero no se dieron por vencidos. Cuando finalmente terminaron de subir todos los admiradores de cielo que vivían en el pueblo, aún les quedaba un par de centímetros para llegar al cielo. Acordaron sacar un niño pequeño medio aplastado entre las piernas de la décimo cuarta fila de la torre, para que escalase hasta el cielo. El niño salió a duras penas de entre medio del tumulto de gente comprimida y comenzó a ascender al cielo agarrándose de lo que podía. Algunos comenzaron a quejarse y la torre se tambaleó de un lado a otro mientras el niño subía y subía. Ya le quedaban unas nueve personas por escalar cuando el vaivén constante de la torre declinó su movimiento y al fin el mini admirador de cielo logró alcanzar el cielo para observar el mundo de los que vivían ahí arriba y deleitarse con su vida de felicidad, lograr una amistad entre ellos y sus admiradores ahí en el suelo, pero lo único que alcanzó a ver fueron los pies de alguien que escalaba hacia más arriba, como si buscara algo que estuviese más allá del cielo todavía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

im your favorite reader here!

Leoh dijo...

me encanta este blog
te juro que siempre espero ansioso a q lo actualices

Max Demian dijo...

sera que esta en la naturaleza de las personas el no conformarse y buscar ir siempre un poco mas alla? Y si ahora fue llegar al cielo, mañana alcanzar ese punto luminoso que se ve en la noche...