Si fuera por mí no me iría
por lo demás llegaría mil veces
para encontrarme con tu mirada
subiendo las escaleras del metro.
No caminaría en reverso
no me devolvería al vagón de nuevo
me bajaría siempre en Manuel Montt
con ganas de comer helado
de chirimoya alegre de palito.
No cambiaría nada
no rebobinaría el cassette
que las hernias sigan protruyendo
que el insomnio siga carcomiendo
que la angustia siga oprimiendo
que la buganvilia siga floreciendo
para que la alegría siga permaneciendo.
Por estar de tu lado seguiría yo siendo
la sombra perpetua que te persigue
como un pikachu fiel y compañero.
Una pelusita que se posa en tu cabeza
y que no notas hasta que te la sacudes
a mitad del día en tu oficina.
Como la prenda de ropa que pides por internet
que quedó perdida en la bodega de un aeropuerto
de un país asiático
y que nunca llegó a destino.
A pesar de todo el infortunio
no desecharía nada
volvería siempre al momento
de dar el sí y subir las escaleras del metro.