lunes, 27 de agosto de 2007

ojalá tuviera poderes psicoespirituales

Serían varios meses. No estoy seguro de aquello, pero tampoco quiero mirar el calendario para contar con exactitud los días que van, porque cada vez que lo miro recuerdo esas fechas que alguna vez marqué con un corazón en él. Mas mi subconciente recuerda perfectamente el día en que di media vuelta y corrí a esconderme, contendiendo el llanto y las ganas de gritar que LA VIDA NO ES JUSTA y que EL AMOR APESTA. Fue también el día en que caí en picada a un charco de desiluciones, del cual aún sigo tragando litros y litros de agua. Y fue el mismo día además que descubrí cuánto podía llorar en un minuto y hasta dónde me puedo comer las uñas de las manos. Sí, no ha sido poco el tiempo que ha pasado, pero créeme que me sigue doliendo y NO SABES CUÁNTO. Más que cuando me pego en el palo de la cama entre el dedo meñique y el anular del pie o más que la vez que me rompí una uña y luego exprimí un limón.
Y ahora, mientras espero terminar esto para acostarme a dormir y mientras escucho esa canción que me recuerda a ti, me hago la pregunta que formulo a continuación: ¿ Puedo llegar verdaderamente a olvidar a alguien?. Porque siempre te dicen: "olvídate de él. Ya no te quiere". Pero, ¿puede mi cerebro, por obra y gracia del Espíritu Santo y la virgen María, o más bien, por una increíble capacidad anti-humana impedir que mis neuronas a nivel del lóbulo temporal medio realicen actividad sináptica y, por lo tanto, evitar así el hecho de generar recuerdos que se proyecten posteriormente en mi cabeza, haciendo que mi cerebro, después de realizar esta sencilla acción, estimule descontroladamente mis glándulas lagrimales, secretando de esta manera un millón de lágrimas, que humedezcan mi conjuntiva y luego sean expulsadas hacia el exterior de mi globo ocular para terminar llorando como lo hice hace ya dos meses y diecisiete días? ( cresta, conté los días).
Sinceramente no lo creo. O más bien podría encontrar el lugar exacto en mi cerebro donde almaceno los recuerdos ( que creo que se llama hipocampo ( caballito de mar) pero no estoy seguro ni ninguno de mis amigos lo sabe tampoco) y que por accidente me tropiece y me golpee con el borde de la mesa justo ahí, quedando inconciente un par de días, y luego despertar sin recordar nada ni a nadie. Sería una experiencia realmente fascinante y podría ser muy feliz a la vez ya que no tendría que tratar inútilmente de olvidarte cada día, porque me di cuenta que no puedo hacerlo ,a menos que tenga súper poderes psicoespirituales.
Mejor que olvidar, podría hacer que una persona deje de existir. Que se borre de la memoria de todos los que alguna vez se toparon con esa persona en su vida. Hacer que su padre y su madre nunca se hubieran encontrado y así nunca hubiera nacido, nunca hubiéramos quedado en el mismo curso, nunca nos hubiéramos conocido, nunca nos hubiéramos amado, nunca me hubiera sentido tan feliz en mi vida, nunca me hubieras hecho sufrir tanto y nunca hubiera tenido que perder el tiempo buscando la manera de olvidarle.
Lamentablemente, las leyes naturales de la vida me lo impiden, así que me resigno a seguir sufriendo cada vez que me encuentro contigo en el pasillo,a que tu voz me queme los oídos cada vez que la escucho, a evitarte por orgullo y a que mis neuronas realicen espontáneamente sinapsis y me hagan recordar que es imposible olvidarte.

viernes, 24 de agosto de 2007

Click Pause. Click Play.


Pongamos pause en nuestros controles remotos justo en el momento en que él pone mal el pie derecho frente al izquierdo, se tropieza y cae al suelo. Analicemos la expresión en su rostro. No es una cara de indignación, ni de asombro, menos aún una cara de susto. es más bien una cara de resignación, una cara de " aquí voy a otra vez cayendo a sentir mi cabeza estrellarse de manera violenta contra el asfalto, unos cuantos me mirarán cuando caiga al suelo, luego me levantaré, me sacudiré los pedazos de error que me queden en los jeans y seguiré caminando". ahora observemos su cerebro, ese conjunto de tripas que es el culpable de llevar su imaginación más allá de lo que comúnmente se denomina como alcanzable. que lo hace caminar seguro de lo que-quiere, aunque eso que-quiere solo pueda lograrse caminado sobre carbón ardiente que le quemen los deditos, pobrecito. tan seguro que apenas se da cuenta cuando cruza mal los pies y al suelo hemos dicho.
Prosigamos. pongamos atención en esta parte, porque es la más sensible de todas así que pido respeto, silencio, sin cuchicheos y apaguen sus celulares por favor. examinaremos su corazón. podrán apreciar una cantidad considerable de heridas que él mismo ha ido parchando con esperanzas e ilusiones a futuro. un corazón lastimado una vez, otra vez y luego una más. rearmado infinitas veces, acostumbrado ya a estrellarse contra el piso, romperse en mil pedacitos pequeños de sueños frustrados , pero que luego vuelve a pegarse con stick fix parchándose con eso que ya dije.
Muy bien. Ahora, pongamos play nuevamente y veamos cómo estrella de manera violenta su cabeza contra el asfalto. Unos cuantos miran cuando está en el suelo, se levanta, se sacude los pedazos de error que le quedan en los jeans y sigue caminando.

martes, 21 de agosto de 2007

me asalta una duda

¿ Nunca te ha pasado que un día mientras caminas por una calle concurrida, divirtiéndote mirando palomas pelear por un trozo de pan y pasando el tiempo pateando piedras, y justo en el momento en que te dispones a repasar las cosas que has vivido para corregir lo malo y enfatizar lo bueno, aparece un tipo desconocido corriendo desesperado, se tira al suelo, escupe cosa blanca por la boca, grita algo en un idioma perdido, lo miras preguntándote qué tiene que hacer uno en esta clase de circunstancias cuando un tipo misterioso tiene un ataque de algo misterioso en el suelo, pero chispita nunca te lo enseñó, entonces el tipo desconocido se levanta, te toma por los hombros, te sacude de manera diabólica y te dice con un griterío de puta descontrolada: QUE SE NOS VIENE UN METEORITO ENCIMA!! HAZ UN GRAN GRUPO. y corre a repetir la frasecita a cualquiera que se le cruzara?. Primero miras el cielo, en seguida miras la calle y ya se va formando un grupo pequeño, que se agranda el grupo. La gente corre en círculos, grita, se arranca a tirones pelo de la cabeza, se les desorbitan los ojos, atroz, levantan las manos al cielo implorando piedad al creador todopoderoso del cosmos y el universo. Luego te viene la desesperación que se pega, HAZ UN GRAN GRUPO MIERDA, le grito a una señora pequeña-rubia y chascona la señora, pero estupenda al fin y al cabo. Comienzo a escupir cosa blanca por la boca, me parece terrible la situación y corro al grupo, que ahora es un GRAN grupo , al menos unas setecientas treinta y nueve personas contándome a mí. Se me apretan, me tocan una nalga, aprovecho de tocar una nalga, creo que era la señora estupenda.Tenía una cabeza en el hombro, una mano en la cabeza, en la mano tenía un hombro.
Hicimos el grupo más grande que algún día se pudo hacer y esperamos asustados la caída del meteorito encima. Estuvimos esperando a lo menos unas tres horas y algo apretados. Ya nadie gritaba, la mayoría tocía de vez en cuando y rezaban el ángel de mi guarda dulce compañía. Pasó media hora más, nos comenzamos a mirar. Entonces la ampolleta que a menudo me funciona se iluminó y dije: eehm, EJEM. cof cof. ya. Quiero hacer un comentario un poco no a lugar teniendo en cuenta la complicada situación por la cual estamos pasando. Pero creo que si nos estamos enfrentando a la caída de un meteorito encima, lo cual me parece muy interesante y adrenalínico, lo más probable es que nuestra muerte sea inminente, independiente de formar parte de este gran grupo fabuloso o estar separados tres metros de distancia en promedio los unos de los otros. Y la cagada fue más o menos. todos corrieron despavoridos nuevamente por la calle, se azotaban la cabeza contra los semáforos, se abrazaban a los basureros, escupiendo cosa blanca por la boca. mi ampolleta volvió a funcionar en menos de un minuto, creo que después iré al dermatólogo, y pensé en cual es la probabilidad de que sea cierto que un tipo desconocido venga a gritarte algo de un meteorito y algo de un gran grupo. Me dio verguenza ajena ver hasta mi profesor de educación física gritando como niña por una falsa y ridícula alarma. un meteorito, berp. Fueron dos días más de alboroto hasta que la gente se resignó a tener que seguir con la rutina y yo a seguir pateando piedras mirando Palomas. Cuando vino al otro día un tipo desesperado a gritarme que iba a llover ranas del cielo, no le creí obviamente. Lástima que ahora tengo ranas hasta en el culo.